El llamado a indagatoria de Silvia Majdalani y Arribas es parte de la causa por presunto espionaje ilegal al Instituto Patria y al domicilio de la ex presidenta Cristina Fernández. Los ex funcionarios son investigados también por espiar ilegalmente a dirigentes políticos, sociales, gremiales y periodistas. También, por venta ilegal de armas a agentes y funcionarios.
Éstas denuncias indicaron que el espionaje ilegal incluyó a partidos de izquierda y sus dirigentes como víctimas. En ese marco, el FIT-U repudia el espionaje de la AFI al PTS y al MST.
Desde que se desató este escándalo más de una veintena de personas. Los nombres más destacados son los de Susana Martinengo y Diego Dalmau Pereyra.
Martinengo dirigía la oficina de Documentación Presidencial y es señalada como quien coordinaba las tareas de espionaje y recibía la información brindada por los agentes. Dalmau Pereyra fue el jefe de Contrainteligencia de la AFI, nada menos que el cargo que había ocupado Antonio "Jaime" Stiusso.
Según diversas fuentes, el panorama no es alentador para Majdalani. Varios ex agentes la señalaron en sus declaraciones como quien realmente daba las órdenes de las tareas de espionaje a realizar sobre distintos dirigentes políticos y realizaba un seguimiento de las mismas. En esa línea, el ex jefe de Contrainteligencia, Martín Coste, había dicho en el Congreso que en realidad "el director general de Operaciones era la subdirectora (es decir, Silvia Majdalani)".
Está por verse hasta que escalón del poder político llegará la la causa por este megaoperativo de espionaje ilegal durante el macrismo. Dado que se trata de un organismo que depende directamente del Poder Ejecutivo, el ex presidente Mauricio Macri y su ex jefe de gabinete Marcos Peña, como mínimo, no podrían haber desconocido las tareas que se realizaban en la ex SIDE.
Este tipo de prácticas ilegales de espionaje contra opositores, trabajadores y organizaciones ocurrieron bajo todos los Gobiernos más allá de su signo político. Son variados los casos durante todos los mandatos presidenciales desde la vuelta del régimen democrático en el ’83. Una práctica de la que ningún Gobierno pudo prescindir, uno de los cimientos de los Estados capitalistas.
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