Como escribimos en La Izquierda Diario México, las grabaciones divulgadas de la conversación entre el ahora ex Secretario de Comunicaciones del Estado de México, Apolinar Mena, y el directivo de OHL México, Pablo Walletin, echaron luz sobre la corrupción que envuelve la relación entre el gobierno del Estado de México y la filial de la empresa española, que cuenta con inversiones y filiales en más de 30 países, como señala su web oficial. En esas grabaciones, se escucha claramente el soborno -en forma de regalos- que realiza el directivo, y también se comenta en torno al fraude, bajo forma de sobrecosto, en las obras del Viaducto Bicentenario.
Después de las renuncias de Walletin a sus puestos en el conglomerado empresarial, y de Apolinar Mena a su cargo como funcionario público, la empresa inició una operación para intentar limpiar su imagen y evitar su caída en el mercado bursátil.
El presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir -cercano del rey Juan Carlos de España y cuya empresa ha sido investigada en varias ocasiones- se mostró contrariado porque la conversación telefónica fue “falseada y manipulada” y anunció acciones judiciales.
Como ocurrió ayer a propósito de las declaraciones de Lorenzo Córdova Vianello -cuando el Instituto Nacional Electoral y la mayoría de los partidos denunciaron el supuesto “espionaje” mientras minimizaban los dichos racistas del consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE)-, el directivo de OHL quiere dar vuelta las cosas y presentar a su empresa como la víctima. A la par, se limitó a decir que Walletin se había mostrado demasiado amistoso.
En días pasados, OHL contrató los servicios de la consultora Ernest & Young para que auditen la construcción del Viaducto Centenario, y presentó ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España las conclusiones de su informe.
Sin embargo, como señalan varios medios periodísticos, la consultora trabajó exclusivamente sobre los documentos presentados por la empresa por lo que no tiene ninguna validez jurídica. Por otra parte, Ernest & Young habría validado la sobreinversión y el reequilibrio financiero en la primera fase del proyecto en 2011 -que fue la base del primer aumento de tarifas- pero no dice nada de lo que ha ocurrido en la segunda fase, que es la que se cuestiona a partir de las grabaciones difundidas.
Y ahora anunció que OHL México contratará varias consultoras -como KPMG Cárdenas Dosa, Jones Day México y FTI Consulting- para auditar las obras de Viaducto Bicentenario y el Circuito Exterior Mexiquense.
Difícilmente estos informes y auditorías, contratadas por la parte interesada, puedan resolver las dudas y sospechas abiertas en torno a la corrupción y distintos mecanismos para subir los costos reales de las obras de OHL y los peajes.
El de OHL no es el primer caso ni el Partido Revolucionario Institucional (PRI) el único partido envuelto, como decimos aquí en relación, por ejemplo, al Metro de la Ciudad de México.
Las constructoras como OHL tienen un multimillonario negocio en la construcción y las concesiones de los proyectos faraónicos como el Viaducto Bicentenario o el Circuito Mexiquense, y los partidos de turno en los gobiernos federal o estatales facilitan sus negocios. Sin ir más lejos, en el caso de la Autopista Urbana Poniente (la Supervía), concesionada durante 30 años por el Gobierno del Distrito Federal, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), a OHL Copri, ésta se lleva 99% de los ingresos anuales que se generan.
Y ahora... por el aeropuerto
Con total desparpajo, OHL anunció su interés en participar del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
Esta obra será concursada el próximo año y supondrá una inversión total de 9,167 millones de dólares, en la cual manifestaron su intención de participar allegados al magnate Carlos Slim Helú y consorcios de origen chino, entre otros.
El aeropuerto será uno de los más grandes de América Latina, con 120 millones de pasajeros anuales, y es considerado como el proyecto “estrella” de la administración de Peña Nieto. OHL ya participa del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Toluca.
El nuevo aeropuerto supone una verdadera oportunidad de negocios para la gran constructora de origen español, y una gran fuente de ganancias para el futuro. Que las principales obras de OHL las haya iniciado bajo el gobierno de Peña Nieto en el Estado de México (2005-2011) podría indicar que será una de las grandes favoritas para el concurso del nuevo aeropuerto, si logra frenar las repercusiones de las grabaciones divulgadas.
Con el escándalo de OHL se hizo evidente que bajo los gobiernos de la alternancia democrática lo que han crecido son las oportunidades para los grandes empresarios y las trasnacionales.
La construcción de obras públicas no obedece a una planeación en función del bienestar de las grandes mayorías; recordemos por ejemplo las advertencias sobre posibles derrumbes del Viaducto Bicentenario. Sino que se hace, como parte de la agenda electoral de los gobernantes de turno, buscando beneficiar a las grandes empresas con negocios multimillonarios, que a la vez son las que aportan grandes “incentivos” a los funcionarios a cargo.
De esta forma, la corrupción, lejos de ser un fenómeno aislado, es parte indivisible de la asociación que existe entre el poder político y las grandes empresas. La maximización de la ganancia que guía el accionar de éstas, lleva incluso a la sobrefacturación y sobreinversión, así como al aumento de tarifas en detrimento de la población.
Poner fin a esta situación que ataca el bolsillo de las grandes mayorías, y lograr una planificación urbana en función de sus intereses, es una tarea planteada para los trabajadores y los sectores populares. |