La crisis por el coronavirus golpea a América Latina, una región donde varios países ya estaban en recesión o con menor crecimiento. La situación se agudiza con la pandemia.
Un informe de la Cepal señala que en 2020, el PIB mundial se contraerá un 5,2 %. América Latina tendrá una caída promedio del PIB del 9, 1 % este año, con bajas del 9,4 % en América del Sur, el 8,4 % en Centroamérica y México, y el 7,9 % en el Caribe, sin incluir Guyana.
Según el informe el desplome en 2020 se traducirá en una disminución del PIB per cápita regional del 9,9 %. “Después de que hubiera prácticamente un estancamiento entre 2014 y 2019 (cuando el crecimiento promedio anual fue de solo un 0,1 %), esta caída del PIB per cápita implica un retroceso de diez años: su nivel en 2020 será similar al registrado en 2010”, advierte la Cepal.
La región es afectada, entre otras cosas, por la caída del comercio. En 2020, el volumen del comercio mundial de bienes caería entre un 13 % y un 32 %. Las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe, que alcanzan el 20 % del PIB, se concentran en los Estados Unidos (8,5 % con relación al PIB), China (2,2 %) y la Unión Europea (1,9 %). La baja del crecimiento mundial, así como del consumo y la inversión de esos países, implican una reducción de la demanda externa para la región.
Se estima que en el promedio de 2020 los precios internacionales de los productos se situarían por debajo de los niveles de 2019. En el caso de los productos energéticos, se calcula una contracción del 39,3 % respecto de los niveles promedio de 2019, en el caso de los minerales y metales, una caída del 6,1 %, y en el caso de los productos agrícolas y agropecuarios, una baja de casi el 6 %.
La región mantiene economías primarizadas por lo que la baja de precios de dichos productos golpean en la actividad económica. Los gobiernos posneoliberales no cambiaron la estructura atrasada y dependiente.
En América Latina y el Caribe, la exportación neta de productos primarios y manufacturas basadas en ellos representa al 4,5 % del PIB. Según la Cepal, América del Sur sería la subregión más afectada por la caída de precios.
La situación de la región se agrava con el incremento del endeudamiento público durante la última década, y la baja de la recaudación tributaria por la caída de la actividad económica.
Más pobreza y desocupación
El documento sostiene que los indicadores de empleo en América Latina en los primeros cuatro meses del año ya muestran un deterioro de las condiciones laborales. Se estima que la tasa de desocupación regional se ubique en alrededor del 13,5 % al cierre de 2020, un alza de 5,4 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1 %).
La región alcanzaría a 44,1 millones de desocupados, lo que significa un incremento cercano a 18 millones con respecto al nivel de 2019. Son cifras mayores a las registradas durante la crisis de 2008.
No es casualidad el aumento de la desocupación. En la región la informalidad laboral es alta por lo que son empleos más vulnerables ante una crisis. La Cepal advierte que la suba de las tasas de desocupación, en particular en el comercio y el turismo, “golpea significativamente a la fuerza de trabajo femenina, que estructuralmente presenta mayores tasas de desocupación”.
La pobreza también aumentará en la región. La CEPAL proyecta que el número de personas en situación de pobreza subirá en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en situación de pobreza pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, que equivale al 37,3 % de la población latinoamericana.
Según el informe, los mayores incrementos de la tasa de pobreza se producirían en la Argentina, Brasil, México, Ecuador, y Perú.
La CEPAL también proyecta una mayor desigualdad en la distribución del ingreso en todos los países de la región.
Ante la crisis los estados capitalistas destinaron principalmente su ayuda para salvar a las grandes empresas. Como describe la Cepal el panorama es sombrío para los trabajadores y los sectores vulnerables. Por eso hay que llevar adelante un programa de otra clase que incluya medidas de emergencia como subsidios o “salarios de cuarentena”, aplicar impuestos a las grandes fortunas, licencias pagas al 100 %, contra las suspensiones con reducción salariales y contra los despidos, exigiendo su prohibición.
También es necesario el desconocimiento soberano de las deudas externas, que representan una carga en los países dependientes, la nacionalización de la banca bajo control de los trabajadores, y el monopolio estatal del comercio exterior.
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