Este miércoles a la tarde la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) organizó una videoconferencia con la participación del abogado Leandro Aparicio (patrocinante de la familia de Facundo Astudillo Castro), Sergio Maldonado, el secretario de Derechos Humanos de la CTA de Bahía Blanca Dante Patrignani y el referente de Correpi Ismael Jalil.
Allí Aparicio dio una noticia que, además de poco esperada, causó la indignación de quienes presenciaban la charla virtual: la exministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, está intentando con insistencia posarse sobre la desaparición de Facundo (donde está directamente involucrada la Policía Bonaerense que conduce Sergio Berni). Y para ello busca un recurso definitivamente abyecto: bombardea con llamadas y mensajes a Cristina Castro, la madre del joven que lo busca desde hace ya 76 días.
En su intervención virtual desde Bahía Blanca, Aparicio informó que “a Cristina le estaba incendiando el teléfono Patricia Bullrich. Cristina me preguntó ‘¿qué hago con esto?’ y le dije (irónicamente) ‘fijate si la podés usar como te usa ella a vos, decile que te mande algún espía si no lo tiene encanado’”.
Para el letrado, la maniobra de la exfuncionaria del gobierno de Cambiemos y actual titular del PRO, “es una forma más de ver la decadencia de este sistema, asqueroso, donde estén policías, jueces, fiscales y, obviamente, la mugre de la dirigencia política que tenemos”.
“Es patético lo de esta señora, que sigue llamando. Pero Cristina no la atiende, la tiene ‘ahí’”, planteó el abogado de la familia Castro, quien tiene una larga experiencia en causas como ésta, plagadas de operaciones, de maniobras distraccionistas protagonizadas por policías, políticos patronales y servidores mediáticos.
Lo de Bullrich es deliberadamente repudiable. Ella aún tiene mucho por aclarar respecto a su accionar cómplice en los casos de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y tantos otros. Aclaraciones que bien podrían terminar valiéndole un proceso penal por encubrir y fomentar el accionar delictivo tanto de sus agentes de la Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria como de sus funcionarios políticos en tiempos de ministra.
Pero también Bullrich fue, junto a su jefe político Macri, la mentora de la nefasta Doctrina Chocobar, que se reduce lisa y llanamente a la legitimación del gatillo fácil a manos de efectivos de la Policía contra personas indefensas y con cualquier excusa.
Gran parte de los frecuentes casos de gatillo fácil, golpes, muertes por tortura e incluso desapariciones forzadas que se vienen denunciando en los últimos meses (con la “sanitaria” excusa de hacer respetar la cuarentena) no hacen más que rendirle homenaje a la propia Bullrich y su gestión de manu dura.
Que ella ahora quiera “solidarizarse” con la madre de Facundo Castro, cuando a las familias Maldonado y Nahuel las hostigó, les hizo espionaje ilegal, les mandó a plantar pruebas, las insultó públicamente y hasta criminalizó a quienes marcharon por verdad y justicia para los pibes; resulta más que sospechoso.
No vaya a ser que los mismos que deben rendir cuentas hoy por verdad y justicia para Facundo Astudillo Castro le haya pedido que haga un aporte más al “operativo embarrar la cancha” en un caso donde la Bonaerense está cada vez más comprometida. No sería de extrañar. Nunca se sabe.
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