Está mal de salud.
Sergio ha tenido una progresiva afasia que le ha ido impidiendo hablar, y finalmente escribir. Es decir: él ya no puede escribir, pero está lúcido. Articula apenas algunas palabras, cada vez menos, y le es más difícil, ya que pasó por una enfermedad muy fuerte: tuvo una hemorragia, estuvo internado en un hospital y además tuvo problemas familiares muy severos. Acabo de recibir un correo donde me dicen que el juicio que había entablado un primo-hermano suyo que lo quería declarar ya senil, y que lo quería meter en un asilo, no progresó, porque Sergio está completamente lúcido, y puede leer…
Yo acabo de ir a verlo a Jalapa y estuvimos conversando en cierta medida, porque ha desarrollado una especie de “lenguaje segundo” y ya puedes entender mucho de lo que quiere expresar. Y es muy activo, tiene muchos amigos, le gusta mucho la ópera, va a las Ferias de Libro, se lleva con los jóvenes, y de alguna manera se hace entender. En ese sentido es afortunado.
Sergio y yo fuimos muy amigos, lo conocí hace muchísimos años porque es de mi generación, pero me hice muy amiga de él en los ‘80, y tenemos una correspondencia también muy nutrida que conservo, hicimos varios viajes juntos, tenemos una gran afinidad estética y literaria, y aparte de eso una relación de afecto grande. Uno de mis grandes amigos.