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18 de julio de 2020 Twitter Faceboock

PRECARIZACION Y SALUD
Funcionario del Gobierno porteño presiona a los trabajadores esenciales para que asistan “porque el Covid-19 no es letal”
Julieta López | Psicóloga

Desde el Ministerio de Salud del GCBA se brindó una capacitación a trabajadores/as de áreas esenciales de niñez donde hubo afirmaciones que indignaron a los y las trabajadoras. Desde que “el virus no es letal”, a que la muerte de los adultos mayores es parte de la vida. La excusa de que no hay riesgo para las y los que trabajan para justificar la falta de elementos de protección personal en hogares y centros de niñez, es indignante.

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En lo que va de la pandemia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires han fallecido a causa del virus Covid-19 993 personas. Muchas de ellas son trabajadoras y trabajadores en primera línea. Pero al parecer estos datos no son suficientes para que se destinen los recursos y equipos de protección necesarios para quienes deben intervenir. Por el contrario, el gobierno de Larreta “capacita” a los trabajadores y trabajadoras para decirles que no los necesitan, pese a regir aún una cautelar que obliga al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a capacitar sobre protocolos y otorgar los elementos para el trabajo.

En un contexto de reiteradas denuncias por parte de los propios trabajadores y trabajadoras del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes acerca de las condiciones de insalubridad, falta de protocolos e higiene y de equipos de protección personal, Julián Antman, Gerente Operativo de Epidemiología del Ministerio de Salud CABA, se despachó brindando una capacitación que asegura que el virus no es letal para las y los trabajadores, como para la población en general de la CABA.
El funcionario del gobierno de Larreta, impregnado de doble discurso, se refirió con total brutalidad e insensibilidad al fallecimiento de los adultos y adultas mayores (de nuestros viejos y viejas) como una causal común que es parte de la vida.

"Los que mueren por esta enfermedad muy mayoritariamente son los mayores de 70 y sobretodo los mayores de 80. Más allá de que sean nuestros padres, madres, abuelos, en términos epidemiológicos es importante destacar que quienes mueren por esta enfermedad, teniendo en cuenta que la esperanza de vida en la ciudad son 75 años, las personas que viven hasta los 80 y mueren vivieron 5 años más que la media en CABA. Con esto no estoy diciendo que tienen que morirse, pero la muerte es parte de la vida." Pareciera que el epidemiólogo desconoce de la importancia de prevenir muertes evitables, sobre todo frente a una enfermedad donde lo que podemos hacer hoy en día es evitar la circulación de la población para que, justamente, por la propagación del virus no se mueran personas que podrían continuar viviendo.

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Una de las afirmaciones emitidas por el funcionario fue que: "Si uno dice voy a hacer una investigación de prevalencia del virus en población general realiza un muestreo aleatorio absolutamente al azar para saber cuánto está circulando realmente. Eso no se hizo o si se hace, yo no tengo idea. Pero ese porcentaje es el que daría cuanto virus hay en la población realmente. Es incomparable hablar de los muertos en Brasil o en EEUU. Si yo testeo a todos los que fallecen voy a tener un alto porcentaje de fallecidos por covid, sino los testeo no." Dejaría entrever que lo conveniente para el gobierno de Larreta sería no testear en estos momentos, no mostrar el alto porcentaje de contagios que se están dando en la CABA, y más aún en los espacios de trabajo del Gobierno de la Ciudad, donde se tendrían que estar implementando con más fuerza la prevención.

Con una pomposa presentación llena de datos estadísticos, intentó convencer a las y los laburantes de que aquellos niños, niñas y adolescentes con los que están en contacto a diario no se encuentran en riesgo por el virus, ya que los y las niñas han tenido este año menos enfermedades respiratorias que años anteriores. Hace semanas es de público conocimiento que ya son más de 125 los casos de covid en los hogares y la imposibilidad de concretar aislamiento de los casos positivos está generando estragos en los dispositivos, tanto para las y los pibes como para los y las laburantes. A su vez, el virus provocó el fallecimiento por ejemplo de Dalma López, una niña de 7 años quien se encontraba internada en el Hospital Garrahan. Es importante mencionar que si bien el virus puede no implicar riesgo de muerte para todas las personas que lo contraen lo que justamente se busca evitar es su contagio para no generan mayor propagación y muertes totalmente evitables.

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Probablemente el funcionario desconozca la realidad que atraviesa a los hogares convivenciales, centros penales y paradores donde la posibilidad de no tener contacto con la población residente es nula. A esto se suma la falta de personal para brindar asistencia, lo que dificulta cualquier medida de prevención.
Con estas condiciones de trabajo, las probabilidades de contagio por contacto estrecho se incrementan, sobre todo si no están garantizados los Elementos de Protección Personal para garantizar que el virus no se siga propagando.

“¿Qué implicancias tiene en términos de muerte y enfermedad, la caída en la producción mundial de la vida en un 10 por ciento? Un poco dimensionar estas cosas son las que nos permiten pensar, qué implicancias tiene todo esto en nuestra diaria, en nuestro trabajo, en pensar cuánto miedo tengo trabajando con una población donde la gravedad es nula, una población donde tal vez la importancia mayor es la vulnerabilidad que ya presenta per se no por covid”. Así Antman minimiza las implicancias que tiene el trabajo que se realiza desde las distintas áreas en contacto con poblaciones de riesgo, planteando que de acuerdo a las edades de los y las laburantes, la probabilidad de la letalidad es prácticamente nula. Es sorprendente que un epidemiólogo omita la implicancia que tiene en la salud de las personas las condiciones generales de vida, y que el hecho de estar en condiciones de vulnerabilidad social afecta notablemente la salud integral de las personas.

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Las muertes en el Barrio 31 por COVID-19 pusieron de manifiesto que medidas mínimas tales como el lavado de manos son impracticables, porque el Gobierno de la Ciudad no garantiza el acceso al agua potable, o en el Parador de personas en situación de calle del mismo barrio ocurrió un contagio masivo por la alta concentración de personas en un mismo espacio sin elementos de protección. Para los sectores populares de la clase trabajadora cualquier enfermedad puede ser altamente letal, por la precarización de las condiciones de vida en las que se encuentra expuesta. Estas condiciones son imprescindibles tenerlas en cuenta, no sólo al hacer un estudio epidemiológico de cualquier enfermedad, sino más aún a la hora de trabajar con esta población.

Han trascendido los distintos casos donde los y las trabajadoras reclamaron por la falta de insumos y recursos desde principios de la cuarentena, así como que los protocolos son impracticables en los hogares por la infraestructura y funcionamiento de los mismos. "Cómo procedemos ante un caso positivo en un hogar convivencial, cuando no hay equipos de protección ni posibilidad de aislar al niño, niña o adolescente por falta de infraestructura, cómo se hace para que ese caso no se convierta en un foco de contagio masivo?" Es una pregunta que realiza una de las trabajadoras en la capacitación. La respuesta del funcionario fue: "Los epp correspondiente son tapabocas y nariz. Cuando yo voy a un hotel donde sé que voy a entrevistar contactos estrechos voy con tapaboca quirúrgico, con máscara y opcional camisolín. En el trato cotidiano con personas sin enfermedad el epp es tapaboca y nariz. Luego está ser contacto estrecho, si no hay un caso confirmado no hay contacto estrecho. Y nos debemos preguntar, ¿use lo que tenía que usar de manera correcta? Si o no, ¿estaba a más de dos metros? Si o no. Si yo certifico que hay alguien que tuvo contacto estrecho lo que tiene que hacer es aislarse durante 14 días y nada más". Este tipo de respuesta generó bronca entre las y los laburantes, ya que justamente los Elementos de Protección Personal siguen sin aparecer, la mayoría de les trabajadores llevan su tapaboca casero a la hora de trabajar, en gran parte de los sectores de trabajo no se han repartido las máscaras y ni siquiera existe una capacitación apropiada sobre cómo tomar la temperatura a la hora de ingresar en los espacios convivenciales. Una respuesta vacía a las denuncias y demandas de las trabajadores/as, que no sólo ignora la falta de equipos, sino que responsabiliza a las y los laburantes por la exposición y ante la falta de medidas para evitar el contagio.

Si no fuera por la organización y denuncia permanente por parte de las y los trabajadores, que permitió conocer el estado de situación en los diferentes sectores de trabajo, permitiendo incluso el reclamo de los protocolos y elementos de protección personal, seguramente los contagios serían aún mayores en el Consejo de Derechos de Niños, niñas y adolescentes, frente a una capacitación que no sólo desinforma, sino que llega tardíamente a más de 100 días de ASPO. Una vez más, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires demuestra que la salud de la población en general le importa muy poco, y mucho menos la de sus trabajadores.

 
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