El saqueo de las pensiones o cómo se utilizan los ahorros para especulaciones financieras
Aquellos trabajadores que en marzo de 2020 se jubilaron obtuvieron pensiones promedio de 109 mil pesos chilenos para mujeres y 368 mil pesos para hombres. No es una tendencia reciente. En los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei las pensiones representaban -50% el valor de las pensiones del antiguo sistema conocido como INP y cajas de previsión por oficio ¿Por qué sucede esto? Porque el dinero se traduce en capital de inversión para múltiples empresas y cuando estas empresas sufren una baja de sus acciones ese dinero no es recompensado, directamente se pierde. En marzo producto del inicio de las medidas de cuarentena hubo incertidumbre empresarial eso se reflejó en una caída de más del 16% de la rentabilidad del fondo A, el fondo que concentra a la mayoría de los cotizantes. El resto de los fondos tampoco se salvaron, el Fondo B cayó 14%. [1] Trabajadores denunciaron que mágicamente perdieron varios millones de sus fondos publicados en las páginas web de sus AFP. Esto ocurre mientas sucede algo totalmente irracional: en 2019 el sistema de AFP obtuvo en total 101% de aumento en sus utilidades.
El modelo de pensiones actual del país son las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP) cuyo sistema es la capitalización individual obligatoria para todo asalariado, fue creado en Dictadura por el economista José Piñera. Hay más de 11 millones de cotizantes y los únicos que se excluyen de este sistema son las FFAA y los empresarios que gozan de sus ahorros propios. ¿Es verdad que es un ahorro individual y que pertenece al trabajador? Los fondos en realidad no son un ahorro “físico”, se traspasan a diversos tipos de inversión, principalmente bonos. Estos bonos los controlan sociedades de inversión y principalmente bancos. 52,4% del total de los fondos correspondientes a la inversión está en instituciones que operan en el territorio nacional. Todo este mecanismo de inversión es decidido en los directorios de las aseguradoras que funcionan como empresas privadas y en común acuerdo con inversionistas que nadie conoce, que nadie eligió y que favorecen a los grupos económicos monopólicos.
Inyección de capital para los grupos económicos monopólicos
La inyección de fondos provenientes de los ahorros de los cotizantes se transforma en capital para bancos y éste se transforma en inversión para empresas privadas. Estas empresas lógicamente traducen eso en bienes. Es decir el dinero de los cotizantes sirve a los bancos para otorgar créditos (el cotizante termina financiando sus propios créditos de manera indirecta) y sirve para otorgar riquezas a los empresarios (que queda bajo propiedad privada del empresario). Se trata de todo un sistema de saqueo del salario de las y los trabajadores.
Fundación Sol desglosó las inversiones que hacen las AFP con los fondos de los trabajadores chilenos, y encontró que uno de los principales beneficiados con la inversión de sus fondos, son los mismos dueños de las empresas que emplean a estos trabajadores. Este estudio utilizó las mismas cifras entregadas por la Superintendencia de pensiones. Los grupos económicos de Luksic, Said, Saieh, Yarur, Matte y Solari acumulan 75% de los fondos invertidos en territorio nacional, con una cifra superior a los US$30 mil millones. En total son 16 grandes grupos económicos [2].
Pero también no sólo sirve a la banca y a las grandes empresas. Sino que también es dinero que se va al extranjero. Por ejemplo Grupo Luksic es dueño de Antofagasta Minerals sociedad dueña del 60% de Minera cuprífera Los Pelambres y del 50% de la Minera cuprífera Zaldívar. En el primer los capitales invertidos son japoneses y en el segundo caso pertenecen a Barrick Gold, la empresa minera multinacional más grande del mundo, creada por el magante canadiense Peter Munk.
El economista burgués Bernardo Fontaine mientras todo Chile discutía contra las AFP escribió decenas de artículos y hablo largos minutos en radio y televisión defendiendo el modelo de inversión. Según él los fondos siguen siendo del trabajador y están “creciendo” mes a mes. En realidad lo único que crece son las ganancias de los bancos y empresas, y lo único que se pierde es la jubilación. Y para peor los fondos que son invertidos grupos como Luksic los destinan al saqueo del cobre por parte de empresas multinacionales altamente contaminantes y que pagan bajos salarios en comparación a sus grandes ganancias. Se estima que entre 2007 y 2017 el Estado de Chile regaló a las mineras privadas un monto superior a 120 mil millones de dólares, que se repartió entre sus accionistas fuera del país. Esta cifra equivale al costo de todo el sistema de salud de aquellos años [3]. Si ese dinero se hubiese quedado en Chile y hubiera sido invertido en obras públicas tendríamos probablemente un sistema de salud mucho más capaz de soportar la pandemia. Pero las prioridades no son la salud, la educación y las pensiones, son las ganancias privadas monopólicas y extranjeras.
Rol de la Concertación y la élite aristocrática de partidos
En tiempos de Aylwin y Frei el superintendente de AFP’s luego de ejercer su cargo sabiendo la tendencia de pérdida de fondos y el juego especulativo aprendió de este modelo de especulación y se hizo de su propia AFP que actualmente recibe el nombre de Plan Vital. Otros democratacristianos también forman parte de los directorios. En 2015 los informes de la Comisión Bravo arrojaron resultados concluyentes: había tendencia al monopolio dentro de las mismas AFP. El resultado fue legislar para “aumentar la competencia”, pero con ello se crearon nuevos aseguradores, algunas de ellas controladas por ex miembros de la Concertación. En más de 30 años de democracia para ricos no hubo ningún cambio sustancial al modelo de pensiones. [4]
Según Felipe Portales en la actualidad hay cuatro directores de AFP que tuvieron muy altos cargos durante los gobiernos de la ex Concertación El ministro de Economía de Bachelet y Superintendente de Valores y Seguros de Aylwin, Hugo Lavados (PDC), quien es Presidente de Cuprum. La subsecretaria de Hacienda de Lagos, María Eugenia Wagner (PDC), quien es directora de la misma AFP. Y dos directores de la AFP Provida: El ministro Secretario General de Gobierno de Lagos, y embajador de Frei, Lagos y Bachelet, Osvaldo Puccio (PS); y el ministro de Economía de Aylwin, Jorge Marshall (PPD) [5].
En diciembre de 2019 el gobierno de Piñera logró una reforma al sistema de pensiones introduciendo un pilar solidario estatal. La DC y otros sectores de la Concertación nuevamente apoyaron esta inyección de fondos públicos a este sistema de especulación, porque viven de él. Lo hicieron incluso tras dos de rebelión social y popular en Chile. Que ahora se esté hablando de cambiar el modelo de pensiones, a partir del amplio apoyo popular que concita el proyecto de retiro de fondos del 10%, no es fruto de un giro “social” de los políticos empresariales de la derecha y la ex Concertación. Es fruto de la impugnación que sufrió el modelo a partir de la fuerza social de la revuelta y de la huelga general del 12 de noviembre cuando Piñera estuvo al borde de caer.
Golpes de mercado: el sistema responderá en su lengua materna
Si se llegara a aprobar el proyecto de retiro del 10% de los fondos de las AFP las distintas aseguradoras tendrían que liquidar instrumentos financieros para traducirlos a dinero en efectivo. Estamos hablando de más de 15 mil millones de dólares. Y el efecto no sería del todo beneficioso. ¿En qué sentido? El sistema no está hecho para que el cotizante decida por sus fondos. Por lo tanto un retiro masivo de fondos podría generar una inundación de nuevas acciones que bajarían el valor de las mismas. El modelo responderá en su “lengua materna”, la del mercado financiero. En este sentido si todos los trabajadores pudieran ahorrar y decidir cuando eso se transforma en bienes caerían todas las tasas de inversión capitalista. El día después de la aprobación del proyecto de retiro de 10% en la Cámara de Diputados la bolsa de Santiago cayó 3,22% según el IPSA. La bolsa mide el estado de ánimo de los inversionistas, su sensación ante los cambios de la coyuntura, y la sensación de ellos ante un avance legislativo parcial fue la de incertidumbre en sus negocios.
¿Cómo derrotar los intereses creados con las AFP’s?
El régimen político chileno durante más de 40 años hizo crecer el gigante de las AFP’s. Al 28 de febrero de 2020, los fondos de pensiones que administran las AFP alcanzaban el monto de US$195.130 millones, lo que equivale a 80,7% del PIB de Chile. Se trata de uno de los cuatro pilares fundamentales de acumulación neoliberal en Chile, junto con el saqueo del cobre, el negocio de la educación y el trabajo precario. Eso explica la histeria y el terror comunicacional de los empresarios chilenos contra la aprobación del retiro del 10% de fondos. El presidente Piñera se convirtió en un verdadero lobista de las AFP llamando a rechazar el proyecto, ofreciendo aumentar los beneficios de otros proyectos de ley, amenazando con quitarlos. Junto a otros parlamentarios dijeron que se afectarían las pensiones, como si hoy no fueran jubilaciones de hambre, como si los inversores nunca hubieran desperdiciado fondos. El debate pro el 10% demostró que la única salida es acabar con el sistema actual de pensiones.
La totalidad de los fondos deben ser arrancados de las manos de inversionistas especuladores nacionales y extranjeros. Y deben ser administrados por un sistema estatal de reparto controlado por sus trabajadores. Este sistema para asegurar pensiones dignas se necesita que sean invertidos en los proyectos que estime conveniente la clase trabajadora y los jubilados. Estos fondos pueden invertirse en obras sociales, habitacionales, hospitales o empresas estatales de desarrollo de tecnología para poder estimular un desarrollo productivo nacional. Parta esto también se necesitará de un plan nacional integral que contemple la renacionalización del cobre y otros recursos naturales [6], para crear un plan de obras públicas que permita enfrentar la pandemia y absorba a la gran masa de desempleados y suspendidos, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Medidas como estas en pensiones, recursos naturales y empresas públicas también requerirá de nacionalizar la banca.
Los sectores que se quedaron dentro del FA, y también el PC, creen que es posible cambiar de modelo a partir de la presión parlamentaria. Es decir, buscando llegar a acuerdos con la ex Concertación y la Derecha, quieren llevar al basurero la enorme voluntad popular que reclama decidir por las pensiones. A pesar de su aprobación en la Cámara de Diputados aún faltan trámites parlamentarios. Falta que pase por el Senado, una institución abiertamente reaccionaria cuyos miembros viven mejor que gerentes. Cercenarán el proyecto original introduciendo letras chicas para excluir a todos los que reclaman una tajada de sus ahorros. [7]
Lo que no entiende la oposición es que la impugnación a las AFP no provino de los pasillos oligárquicos del Parlamento y del régimen pos pinochetista. La impugnación provino de la calle, de la fuerza social de los trabajadores. De la marcha de 1 millón de personas en 2016 por No+AFP y de la rebelión de octubre y noviembre de 2019. Esa fuerza social es la única capaz de enfrentar todos los escudos y diques de contención que posee el capital en Chile, incluyendo la represión policial y militar ¿Por qué? Porque los trabajadores están día a día en la producción y distribución de la riqueza. Hay que seguir el camino del llamado a protestas y paros de la Unión Portuaria, y exigir a la CUT que rompa con la cuarentena y tregua que tiene con el gobierno. |