Este domingo el diario Financial Times publicó una entrevista realizada a Alberto Fernández sobre la situación económica de la Argentina y los debates políticos de las últimas semanas. Una de las frases del presidente llamó la atención de periodistas y economistas, cuando afirmó: “Francamente, no creo en los planes económicos. Creo en los objetivos que nos podemos fijar y trabajar para conseguirlos”. La declaración generó desde insultos hasta análisis más comprensivos. Del debate pueden sacarse algunas conclusiones.
Juan Carlos De Pablo, economista, fue uno de los más violentos al decir que le “preocupa que el Presidente no tenga a nadie al costado que le diga ‘Alberto esto es una estupidez’” y agregó “lo que es más importante de la frase del Presidente es que se la dijo al Financial Times, un diario que no lo lee La Cámpora, lo leen los bonistas”. Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, argumentó en el mismo sentido: "Mientras menos planes presente el Gobierno peores serán las condiciones de negociación a las que accederá porque no deja en claro que rumbo va a tomar. El acuerdo le va a salir más caro, aunque esto no quiere decir que no pueda conseguirlo".
El periodista Marcelo Bonelli la calificó de un “sincericidio”, en TN (Todo Noticias) expresó: “Es un momento muy grave que está atravesando la Argentina con un desplome económico sin igual, de estancamiento y caída con todas las variables desbordadas”. Clarín y la oposición de derecha se ven preocupados porque el Gobierno le ofrezca garantías a los fondos de inversión y el FMI.
Matías Rajnerman, de Ecolatina, fue más análitico: "Este es un mal momento para declarar algo así. Más allá de lo que Alberto piense, Argentina está negociando con gente que cree en los planes. Una declaración como ésta más que sumar puede restar" y agregó: "es el propio Fondo el que termina poniendo el plan. Así ocurrió en el acuerdo anterior cuando el Fondo estableció metas fiscales y monetarias" bajo el gobierno de Mauricio Macri. Gabriel Zelpo, de Seido Consultora, las caracterizó como poco acertadas, pero opino que: “Hoy en día es muy difícil trazar un plan serio en estas condiciones. Podés tener lineamientos pero la incertidumbre es enorme. No veo que haya un escenario para plantear un plan específico”.
En apariencia hay una contradicción, ya que en la entrevista publicada por Página/12 este domingo, Alberto Fernández afirmó que hay un plan y que consiste en “una serie de medidas que reactiven y pongan en marcha otra vez la economía.” A su vez, el gabinete económico se reunió este lunes en la Casa de Gobierno para analizar medidas con eje en un "plan de recuperación de la economía". En realidad “plan”, “objetivos” y “medidas” son formas de hablar de ajuste.
Los acreedores y la oposición le exigen al Gobierno que se comprometa a recortar el presupuesto nacional y realice una reforma laboral para que la crisis la paguen los trabajadores. Alberto Fernández atento a buscar acuerdos con los fondos de inversión y los empresarios se sienta a conversar y negociar con todos ellos, dando lugar a una puja por el nivel de ajuste, pero sin ponerlo en cuestión.
La moratoria en favor de las enviada al Congreso en favor de las compañías y la negativa a tratar el impuesto a las grandes fortunas, grafican las prioridades del Frente de Todos. Podrá ser más o menos detallado, anunciado con antelación o aplicado en los hechos, pero Alberto Fernández tiene un plan y es para favorecer a los empresarios del G-6 que incluye a Techint, a costa de los trabajadores.
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