Ícono de la crisis climática, a medida que el Ártico se derrite esta especie encuentra cada vez más dificultades para almacenar energía y reproducirse.
Imagen: Katharina M Miller/Polar Bears International
Hoy ya pasan hambre por largos períodos, son cada vez más flacos y tienen menos cachorros. Según la nueva publicación de la revista especializada Nature Climate Change, para 2040 los osos polares podrían tener problemas para reproducirse, y a partir de 2080 comenzaría un irreversible proceso de extinción. En 2100 esta especie (Ursus maritimus) podría haber desaparecido por completo.
Durante décadas la imagen de estos osos se coló en el imaginario colectivo: famélicos y aferrados a bloques de hielo cada vez más pequeños en medio de la nada en el Ártico. A comienzos de año un estudio de la Sociedad Ecológica de Norteamérica (ESA en inglés) ya había establecido un vínculo entre la pérdida de hielo marino a raíz del calentamiento global y los cambios en el uso del hábitat, la condición corporal y la reproducción de los osos.
El nuevo artículo aparecido este lunes 20 de julio en Nature [1] da cuenta de que hay diecinueve subpoblaciones de osos polares en cuatro ecorregiones del Ártico. En la más meridional (la ecorregión de hielo estacional), el derretimiento completo del hielo marino fuerza a los osos a refugiarse en tierra, donde “dependen de las reservas de energía del cuerpo para la supervivencia y la lactancia debido a la ausencia de alimentos energéticamente adecuados”. En tanto, la ausencia prolongada de hielo en aguas de la plataforma continental ahora obliga a ayunos cada vez más largos en la ecorregión de hielo divergente, la de hielo convergente y la del archipiélago, donde los osos polares históricamente habían podido seguir alimentándose sobre hielo perenne.
Mientras la masa de hielo del Ártico se encoge a paso acelerado como consecuencia del calentamiento global producido por la emisión descontrolada y cada vez más intensa de gases de efecto invernadero (como el carbono y el metano), los animales se ven obligados a vagar por distancias enormes en busca de alimento para ellos y sus cachorros.
A diferencia de otras especies, los osos polares no tienen otro lugar al que ir: para ellos se trata de preservar ese hábitat en condiciones o perecer. No está entre sus posibilidades la adaptación o la migración hacia otros destinos.
Si bien la amenaza sobre esta especie no es nueva, el impacto en medios de comunicación y redes sociales se debe a que la publicación de Nature ahora le puso fecha a su extinción: a fines de este siglo los osos polares serían historia.
¿Cómo lo calcularon?
La duración de la temporada de ayuno establece límites temporales para la persistencia global del oso polar. Tal es el título del estudio publicado en Nature, que estableció la capacidad de resistencia en ayuno de los osos a partir de identificar su uso de energía.
Uno de los que participaron en el informe, el Dr. Steven Amstrup, científico jefe de Polar Bears International, expresó a la BBC que “primero perderemos la supervivencia de los cachorros, ya que estos nacerán, pero las hembras no tendrán suficiente grasa corporal para producir leche para llevarlos durante la temporada sin hielo". Para el especialista, esta advertencia debe servir para actuar en forma inmediata y evitar estos graves problemas a futuro.
— Polar Bears International (@PolarBears) July 20, 2020
Aun si se lograse una reducción en las emisiones, varias poblaciones de osos polares se verían igualmente afectadas. No se trata del ayuno en sí, al que estos animales están acostumbrados durante meses, sino de la cantidad de energía que pueden almacenar en las reservas corporales antes de los períodos de privación alimenticia.
“Los osos polares requieren hielo marino para capturar focas y se espera que disminuyan el rango a medida que el calentamiento global y la pérdida de hielo marino continúen”, sostiene el artículo, que toma en consideración las tendencias demográficas observadas durante 1979-2016.
El riesgo del acelerado derretimiento del Ártico (así como de la Antártida), con su persistente ola de calor y temporada extendida de incendios, no es solamente para las especies animales que habitan el permafrost. El deshielo de vastas superficie impactará más temprano que tarde en el aumento del nivel del mar. Solo Groenlandia perdió 3,8 billones de toneladas de hielo desde 1992. Además de sepultar ciudades costeras por el aumento del nivel y la temperatura marinos, el derretimiento de la capa de hielo liberaría más carbono, sepultado hace decenas de miles de años con la última glaciación.
La declinación de los osos polares es desde hace décadas un indicador temprano de los efectos de la organización productiva, de consumo y circulación del capitalismo, verdadera enemiga de la supervivencia del sistema terrestre tal como lo conocemos.