El parlamento de Egipto aprobó el lunes un eventual despliegue de fuerzas armadas en Libia para luchar contra los "grupos terroristas extranjeros" en un "frente occidental", luego de que el presidente Abdel-Fattah al-Sissi dijera que El Cairo podría intervenir en la guerra en Libia.
El Parlamento dijo en un comunicado que las tropas defenderían la seguridad nacional, sin dar más detalles o nombrar a Libia directamente. La decisión se produjo después de que al-Sisi dijera la semana pasada que Egipto no permanecería inactivo si existiera una amenaza para la seguridad nacional en Egipto y su vecino occidental, Libia, con la aprobación del parlamento. Poco antes, la presidencia egipcia había dicho que al-Sisi había acordado con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, mantener un alto el fuego en Libia y evitar cualquier escalada.
También, la semana pasada, Al-Sisi recibió a docenas de líderes tribales leales al general Khalifa Haftar en El Cairo. Haftar lidera un “gobierno paralelo” en el este de Libia e intenta derrocar al presidente legal (reconocido por la ONU y apoyado militarmente por Turquía) Fayez al-Sarraj. En su encuentro con los rebeldes, el presidente egipcio repitió que "no se quedará de brazos cruzados frente a los movimientos que representan una amenaza directa a la seguridad egipcia y libia". También aclaró que la intervención en Libia requeriría la aprobación del parlamento, lo cual no representaba un problema ya que desde el golpe de Estado de 2013, está dominado por sus partidarios.
Por su parte, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) libio, reconocido por la ONU, dijo por intermedio del ministro del Interior Fathi Bashaga que los partidarios de Haftar deberían "dejar de apoyar un proyecto poco realista e incorrecto". El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, señalando indirectamente a Egipto, declaró que "es esencial que todo tipo de ayuda y apoyo brindado al golpista Haftar, que prohíbe garantizar la paz, tranquilidad, seguridad e integridad territorial de Libia, termine de inmediato".
Tratando de bajar los decibeles, la jefa interina de la misión de apoyo de la ONU en Libia, Stephanie Williams, pidió el lunes un "alto el fuego inmediato, para evitar poner en peligro a 125.000 civiles y para poner fin a las violaciones flagrantes del embargo de armas de la ONU".
El Cairo está preocupado por la inestabilidad en Libia y el apoyo de Turquía al gobierno del GNA en Trípoli, sobre todo desde que sus combatientes se han acercado a la ciudad costera central de Sirte, controlada por Ejército Nacional Libio (ENL) del general Haftar, quien es su momento sirvió al histórico líder libio Muamar Gadafi.
¿Por qué Sirte es una línea roja?
Sirte es una pequeña pero estratégica ciudad ubicada a 800 km de la frontera egipcia. Se trata de la puerta de salida del petróleo de país, que contiene la novena reserva mundial de hidrocarburos. Allí están los puertos de exportación de petróleo que están en manos de ENL, y desde donde organizaron la ofensiva hacia Tripoli en 2019. El mes pasado, Al Sisi declaró al frente de Sirte, como una "línea roja" para Egipto, que respalda a Haftar junto a Arabia Saudita, Rusia, Emiratos Árabes, y de manera "no oficial", EE.UU y Francia.
El apoyo de Al Sisi también tiene que ver con una ofensiva contra los regímenes "democráticos" liderados por organizaciones cercanas a la Hermandad Musulmana, el partido contra el que dio el golpe de estado de 2013. Ambos generales, Al Sisi y Haftar se han ubicado frente a las potencias como los mejores garantes de sus intereses, los llamados "hombres fuertes", en un escenario de inestabilidad social y frente a la proliferación de organizaciones vinculadas al "terrorismo internacional".
El apoyo militar turco a las fuerzas del gobierno de Trípoli les dio el impulso necesario para obligar al ENL a abandonar su ofensiva que duró unos 14 meses con crudos bombardeos y combates sobre Trípoli. Lo que significó un revés para el plan de Haftar de unificar Libia bajo su mando a través de la guerra.
Para Turquía y el GNA, tomar la ciudad estratégica de Sirte les permitiría controlar el flujo petrolero y por lo tanto sus ingresos económicos, y le daría la oportunidad de avanzar aún más hacia el este. Por otro lado, es importante tener en cuenta que el GNA firmó acuerdos de seguridad y marítimos con Turquía el año pasado. Para Turquía, estos acuerdos y conquistas significan avanzar en sus planes sobre el Mediterráneo Oriental, donde tiene una creciente disputa con Grecia, Chipre, Egipto e Israel a partir del reciente descubrimiento de grandes reservas de hidrocarburos.
Un país desmembrado y tironeado por varias potencias
Tras el derrocamiento del ex dictador Muammar Khadafi con el apoyo directo de la OTAN en 2011, Trípoli está gobernada por GAN que alcanzó el poder a través de elecciones regionales, tuteladas por la OTAN, pero no logró hacer valer su autoridad más allá de la capital. El general Haftar, con fuerte apoyo ruso, capturó la región oriental, y desde Benghazi puso sitio a la capital varios meses. Tras duros combates contra milicias financiadas por Turquía, la situación está en un punto muerto.
Sin embargo, la intervención de Egipto significaría una escalada en Libia y llevar las tensiones al extremo entre las potencias regionales, que tienen importantes intereses tanto económicos como geopolíticos. Mientras tanto, los países imperialistas no han dejado de meter armas y soldados en el territorio quebrando las restricciones impuestas por la ONU.
Libia se ha convertido en un escenario similar al sirio, donde se dirimen disputas tanto locales como internacionales, mientras que cientos de miles de personas son desplazadas de sus hogares o pierden la vida por los bombardeos y combates. |