Ni lerdas ni perezosas las empresas de telecomunicaciones subirán las tarifas apenas termine el plazo que firmaron con el gobierno durante la cuarentena.
El acuerdo firmado en el mes de mayo, plena cuarentena, entre el Enacom y las empresas, establecía que se congelaran las tarifas de telefonía, televisión por cable y accesos a internet, hasta el 31 de agosto.
Telefónica/Movistar y Telecom/Cablevisión (del grupo Clarín) sin importarles que, sectores considerables de la población no llegan a pagar los servicios básicos, decidieron volver a actualizar su cuadro tarifario a partir de septiembre.
Las telefonías fija y móvil, tal como el acceso internet, se han vuelto esenciales durante el aislamiento. Pero a pesar de encontrarse entre los primeros puestos del ranking de las empresas que prestan peores servicios y que recibe mayores quejas de los usuarios, las “telcos” no quieren dejar de seguir ganando.
A partir de septiembre hay que cambiar el speach con los clientes: “Modificación de precios entre un 10 y 13%”, “finalización de la bonificación”, son algunas de las instrucciones para que los empleados anuncien a los usuarios populares la mala nueva. Esto último, en el caso de Telecom/Cablevisión, está acompañada en una leyenda en la factura que ya han recibido los abonados.
Los aumentos de tarifas en estos servicios se vienen sucediendo sin cesar. Bajo el gobierno anterior, sólo en 2019 aumentaron un 64% y en los primeros meses del 2020 un 35%. Esto determina, como es de público conocimiento, que éstas empresas obtienen ganancias siderales (con el aislamiento social se incrementó el uso de los servicios para poder comunicarse o entretenerse) y es de esperarse un aumento en las ganancias también en los próximos balances.
Hasta el momento no encontramos ningún comunicado oficial del gobierno, ni tampoco en la página del Enacom repudiando este ajuste tarifario, cuando es sabido que cada vez sea hace más costoso para millones de usuarios populares mantener al día los pagos de estos servicios.
El rol de las telecomunicaciones en esta pandemia se ha vuelto vital y se hace necesario pensar qué función social cumplen y en manos de quiénes deberían estar las comunicaciones, para que sea un derecho humano y no una fuente de ganancia para unos pocos. |