Este viernes, tras una reunión de la Mesa Intersectorial de Trabajo Para un Plebiscito Seguro, se determinó que el proceso se llevará a cabo el día 25 de octubre, en un sólo día y no dos, como se había establecido en un principio. El horario de su realización se extendió 2 horas, por lo que será entre las 8:00 y 20:00 hrs. respectivamente, aplicándose un protocolo sanitario específico para la ocasión, que todavía debe autorizar el Minsal.
En esta instancia participan el Servicio Electoral, los ministerios del Interior, Salud Pública, Segpres y Hacienda, además de representantes del Estado Mayor Conjunto, Carabineros y Dipres.
El miedo de la derecha empresarial al Plebiscito, más allá de la consulta
La derecha demostró muchas veces su inconformidad con el Plebiscito y con la mínima posibilidad de cambio de la Constitución. Como gobierno, sembraron la semilla de la duda de la realización del mismo por la pandemia, mientras llamaban a la fallida "nueva normalidad", mandando a les pobres a trabajar en condiciones de inseguridad e impulsando el desempleo y las suspensiones laborales para resguardar las ganancias empresariales.
Por su lado, el Servel anuncia que, con ciertas limitaciones, el proceso democrático de consulta se llevará a cabo, lo que no dice es que por debajo hace todo un trabajo antidemocrático. Pues negó la extensión del plazo de inscripción a los partidos en formación.
Gran parte de estas organizaciones nacieron al calor de la revuelta de octubre, como fenómenos de organización popular por la conquista de ciertos derechos democráticos, por lo que, de lograr conformarse, serían más representativos del sentir del pueblo pobre y trabajador que los partidos tradicionales del régimen. Y es precisamente eso a lo que le temen, a la presión de todos aquellos que se han movilizado por NO+AFP y el retiro del 10%, por el hambre en la pandemia, por el fin de la violencia machista, por la defensa de los territorios y el agua, entre otras demandas sociales que, en el fondo, cuestionan el modelo impuesto en dictadura y con que se han beneficiado durante décadas los empresarios y sus partidos políticos socios.
Incluso, más allá, el gobierno de coalición de derecha, debilitado y fisurado, teme a un plebiscito que pueda empoderar a un pueblo trabajador golpeado por la pandemia y que se rebeló antes de esta. Teme también, a su consecuente proceso constituyente porque, aunque no vamos hacia a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, son millones de personas las que se han movilizado en las calles las que pueden levantarse una vez más para imponer a través de la lucha sus demandas en la modificación constitucional.
Por abajo, es poderoso el caldo de cultivo de autoorganización para derrotar al gobierno de Piñera y plantearse objetivos políticos más allá de la reforma constitucional, como por ejemplo, una Asamblea Constituyente realmente libre y realmente soberana, en la que se podría imponer la voluntad del pueblo trabajador y pobre, por sobre la instituciones podridas de este régimen heredado del pinochetismo. |