En las últimas semanas, las redes sociales de las comunidades de videojuegos hicieron ebullición luego de que decenas de personas denunciaran casos de abuso y hostigamiento sexual por parte de personalidades de las competencias virtuales.
Se trata de diversos usuarios conocidos por estar entre los primeros lugares de los torneos de Street Fighter y Super Smash Bros., entre muchos otros. Las denuncias aparecieron en la plataforma de Twitch y rápidamente generaron atención, incluso llegando a crear un HT, TwitchBlackout (apagón de Twitch) para presionar a las plataformas a tomar acción.
Los ambientes competitivos de la comunidad gamer
Twitch es una plataforma que es propiedad de Jeff Bezos, el magnate dueño de Amazon. De hecho, todo aquel que tenga una cuenta de Amazon Prime tiene inmediatamente hecha su cuenta de Twitch (algo similar a lo que sucede cuando uno hace una dirección de correo de GMail: el usuario también da acceso a tener un canal de YouTube).
Es bastante común ver a cientos de jugadores jóvenes abrir cuentas en Twitch y transmitir sus partidas en línea ante un público, incluso llegando a recibir donaciones de los mismos, patrocinios y dinero directamente de Twitch (dependiendo de qué tan conocido sea el usuario en cuestión).
Ante la pandemia de COVID-19, varios recurrieron a los videojuegos como forma de lidiar con la cuarentena, pero ello también trajo a la luz que en las últimas semanas se dieran a conocer casos de abuso sexual por parte de algunos de los jugadores más prominentes y destacados. En particular la comunidad de Smash ha llegado a tener, hasta el cierre de esta edición, más de 100 denuncias y respuestas, mismas que han sido recopiladas en un hilo en el sitio Reddit.
El ambiente competitivo y la falta de interacción social, junto con la distorción que genera la propia presencia en línea, son algunos de los elementos que podrían explicar por qué en particular se han dado tantos casos en cadena. Una personalidad de streamer sólo muestra una faceta de su vida, la cual no quiere decir que esa sea su verdadera forma de ser.
Asimismo, esa competitividad, donde los miembros de Smash llegan a competir en una misma partida, entre chicos de 14 años contra personas mayores de 30 años, es un ambiente poco seguro que es el caldo de cultivo para que esos streamers puedan sentir que tienen algún tipo de poder sobre los otros.
Uno de los casos más citados es el de Troy “Puppeh” Wells, quien actualmente tiene 18 pero que inició una relación sexual con la comentarista Cinnamon “Cinnpie” Dunson de entonces 24 años. Por su parte, Lexane "Exile" Sirac, una jugadora francesa de Smash, dijo que "para muchos de nosotros, fue una liberación. Teníamos razón todo el tiempo. Hace años que le decimos que algo andaba mal, pero no nos escuchó "
Las acusaciones, sin embargo, son en su mayoría hacia hombres (dada la poca presencia femenina en el mundo de juegos competitivos). Lo que se destapó es una cloaca que demuestra en realidad el machismo interiorizado en este sector, que se combina con ambientes y actitudes propias de un sistema que orilla a muchos a enajenarse de formas novedosas (como lo es pasar horas jugando) y careciendo de controles internos para lidiar con estas situaciones.
Que quede claro que el problema en sí no son los videojuegos ni los entornos de competencias virtuales, sino que en algunas comunidades no existe en realidad un protocolo ni instancias vinculantes y en aquellas en las que sí, las empresas creadoras (como Blizzard en la comunidad de World of Warcraft) participan como patrocinadoras en busca de ganancia.
Es un problema propio del siglo XXI y de un mundo hiper-conectado que hace que los jugadores sean vistos como algo desechable, lo cual genera recetas para el desastre como el abuso sexual. |