El gran empresariado minero en Chile, principalmente en manos de empresas transnacionales, celebran el aumento de la producción cuprífera, la cual ha crecido en 1,2% los cinco primeros meses de este año alcanzando las 2,4 millones de toneladas, mientras el resto de la actividad económica en el país va en decrecimiento.
Las utilidades de BHP este año superaron al conjunto de las divisiones de Codelco, ganando miles de millones de dólares en tiempo de pandemia. Así lo reflejan los números publicados por Minera Escondida operada por el grupo anglo-australiano, quienes aseguraron que la producción de cobre aumentó un 4% en último año fiscal (junio 2019-junio 2020), equivalente a 1 millón 185 mil toneladas. Nos referimos a una ganancia bruta de más de 5.900 millones de dólares.
Esto mientras miles de familias en Antofagasta están con incertidumbre financiera, endeudados y estresados, lo que se entiende si consideramos que hasta mediados de julio en la región existían 12.388 trabajadores con suspensión de contrato, según la Superintendencia de Pensiones, sumado a miles de personas más sin empleo, o con sus ingresos totalmente mermados. Familias completas buscan los medios para llegar a fin de mes, muchos exponiéndose al contagio en sus trabajos, en una de las regiones con más casos activos, donde destaca las más de 5 mil familias mineras contagiadas, lo que no es al azar ya que la región concentra el 52% de la producción nacional de cobre, siendo uno de sus centros la comuna de Calama, donde existe una tasa de positividad entre el 50% y el 80%.
Migajas y contagios para el pueblo trabajador y pobre que trabaja directa o indirectamente a favor de las millonarias ganancias de Minera Escondida, de las cuales un mísero 0,00001%, es decir, 210 millones de pesos fueron donados para combatir la pandemia, cuando con un 20% de impuesto a sus ganancias podríamos costear un sueldo de 500 mil pesos por 3 meses a todas y todos los habitantes de la región de Antofagasta.
¡Riquezas hay! ¡No queremos más muertes, menos por sed empresarial!
Es urgente que la CUT y los Sindicatos Mineros dejen las treguas y su silencio cómplice al gobierno asesino de Sebastián Piñera, basta de medidas a medias tintas, pues son los integrantes de las familias trabajadoras quienes se están muriendo.
Es clave para paliar la crisis sanitaria y económica retomar el camino de la autoorganización y la unidad de diversos sectores en el Paro Nacional del día 12 de noviembre, organizándonos entre trabajadores, sindicatos, junto a estudiantes, poblaciones, organizaciones sociales, por un Paro Regional que imponga que la crisis la paguen los empresarios, poniendo cese inmediato a la producción minera, sin ningún despido a las y los mineros, como aquellos y aquellas trabajadoras parte de los servicios a la minería, con el pago íntegro de los sueldos y con sueldos mínimos no menores a 500 mil pesos. Donde seamos las y los trabajadores organizados en Comisiones de Higiene y Seguridad, junto a profesionales de la salud y especialistas, quienes decidan cuándo y en qué condiciones volver a producir
Un impuesto a las ganancias mineras que nos permita costear salarios de emergencia de 500 mil pesos para todos las y los trabajadores cesantes, suspendidos, y que lo requieran, como también la realización de test gratuitos, única forma viable para enfrentar la pandemia y sus costos.
Y es que el conjunto del pueblo trabajador debe avanzar a organizarse por decidir y organizar las soluciones a nuestras problemáticas, en trabajo, salud, pensiones, educación, vivienda, recursos naturales. El futuro de millones está en juego, retomemos las aspiraciones del “Chile despertó” con el fuera Piñera y una asamblea constituyente libre y soberana para derribar toda la herencia de la dictadura.
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