Alberto Fernández llamó la atención a jóvenes por su “irresponsabilidad” ante el pico de contagios. Una respuesta desde la perspectiva de la juventud que se está organizando por sus derechos.
Mi amigo Marce es repartidor de aplicaciones y gana entre 60 y 80 pesos por pedido, dependiendo de si es un día bueno o malo. El kilo de carne ronda los 400 pesos. Darse el gusto le implicaría media jornada de trabajo. Tendría que pensarlo muchas veces antes de romper la cuarentena para comerse un asado.
“Todos extrañamos el asado con los amigos, jugar un picadito, pero no podemos”, sostuvo Alberto Fernández en su última conferencia de prensa, al anunciar la extensión de la cuarentena. “Los jóvenes se piensan que son inmunes al virus” y “los jóvenes contagian” sostuvo, en un llamado de atención por nuestra “irresponsabilidad” ante el crecimiento de los contagios por coronavirus.
¿Se puede pensar que el aumento de los contagios es responsabilidad individual de los y las jóvenes? En las próximas semanas centenares de precarizados y estudiantes de todo el país, convocan a plenarios por lugar de estudio y sector de trabajo. Serán grandes asambleas virtuales como las que venimos haciendo, para organizarnos por todos nuestros derechos avasallados más que nunca en la pandemia.
Hasta 2018, el 61 % de nosotros tenía empleo no registrado. Por eso estamos entre los sectores de la clase trabajadora más perjudicados en la crisis sanitaria y económica. El lujo impagable que representa el kilo de carne para la mayoría de nosotros y nosotras, es solo un ejemplo de esto.
¿Quién tiene que hacer el esfuerzo?
Marce trabaja para Glovo y Rappi. Labura de 8 a 12 horas todos los días para llegar a fin de mes, eso si logra mantener el ranking según los ritmos extenuantes que le exige la aplicación. También tendría que pensarlo mucho antes de suspender el trabajo y tomarse el tiempo para un picadito, aunque fuera sin asado.
Como él, hay unos “160 mil trabajadores de plataformas digitales en todo el país, incluyendo las aplicaciones de transporte como Uber o Cabify, de los cuales unos 60 mil son empleados de reparto", según indicó en 2019 el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Jóvenes, hagamos este esfuerzo”, fue otra de las frases del presidente. Sin embargo, ¿qué esfuerzo le pide a estas grandes empresas? Las multinacionales de delivery no brindan ni los equipos de protección, no dan ART. Ya murieron siete repartidores pedaleando en lo que va de la pandemia. Hace días la Legislatura porteña aprobó una ley que legalizó la precarización de los repartidores, permitiéndoles a las empresas seguir pisoteando los derechos laborales más básicos. El Frente de Todos, espacio político del presidente, se abstuvo en vez de votar en contra de esta ley.
Precarización: peste juvenil
El 17 % de los empleados de comercio son jóvenes. Es el sector donde hay más contagios después de Salud. Recordemos que el ministro de Salud, Ginés González García, ya se había ocupado de cargar la responsabilidad de los contagios sobre los y las trabajadoras de los hospitales.
Jóvenes de comercio que integran La Red de Trabajadorxs Precarizadxs e informales, hicieron un relevamiento: en supermercados y comercio hay un total de 1.098 contagios y 529 casos solo en Coto. Estas cifras lejos de disminuir, van en aumento. Sin embargo, lo que nunca disminuyen son las ganancias de los empresarios, como Alfredo Coto.
Bajo el mismo gremio está el sector de call center, donde hay alrededor de 60 mil trabajadores. Hace unos días un operador del call ACC Group resultó positivo de COVID porque estaba yendo a laburar presencialmente, cuando la modalidad obligatoria para los trabajadores no esenciales es el teletrabajo.
Hay hechos que son innegables. Miles resultamos contagiados, pero no por voluntad propia. Las empresas como la multinacional de comida rápida Burger King, esconden casos en los locales.
Según denuncias que llegaron a La Izquierda Diario, obligan a los jóvenes a trabajar en locales infectados. ¿Vale exponer una vida por una hamburguesa con papas fritas que no se considera esencial?
¿Qué política tiene el gobierno hacia la juventud?
Este martes la oposición de Cambiemos aplaudió el acuerdo del Gobierno para la reestructuración de la deuda externa. El ministro de Economía les cedió a los buitres $ 350 mil millones de dólares. Mientras, está en duda la continuidad del IFE de 10 mil pesos para 9 millones de personas pobres.
De quienes perciben el IFE, 5,4 millones -más del 60 % del total– tienen entre 18 y 34 años, con mayor proporción de mujeres, según un informe de la ANSeS. La canasta de consumos mínimos es de $68.204, según cálculos de la Junta Interna de ATE Indec. Es decir que el IFE alcanza para sólo cuatro días.
Nicolás del Caño y Romina del Plá del FIT presentaron un proyecto en el Congreso Nacional, para la creación de un impuestos a los grandes patrimonios y rentas. Esto afectaría solo al 0,03 % de la población y permitiría recaudar recursos para la emergencia sanitaria o para pagar un IFE de $ 30.000 a quienes lo necesiten.
La política de reforzamiento de la cuarentena envalentonó a las fuerzas represivas, con consecuencias lamentables para la juventud: el 50 % de los casos de gatillo fácil tiene como víctimas a personas menores de 25 años. Hay un caso cada 19 horas y según el último informe de la Correpi, van 71 casos de gatillo fácil en lo que va de la cuarentena.
Hace dos días se realizó una movilización para exigir justicia luego de 3 años de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, la cual terminó con la detención de 13 manifestantes. Esa es la respuesta que tienen ante nuestros reclamos, sin embargo hay protestas que acompañan pero no reprimen, como la de los antivacunas. Ese mismo día se cumplieron tres meses de la desaparición de Facundo Castro, joven de 22 años visto por última vez subiéndose a un patrullero de la Bonaerense. Con La Red seguiremos exigiendo su aparición con vida.
Lo cierto es que no nos quedamos quietos
Somos esenciales y estas son las condiciones a las que continuamente nos exponen: hambre, precarización y palos.
Efectivamente las y los jóvenes estamos ante un problema, pero no por creer que somos inmunes al virus. Por eso en muchos sectores hace meses empezamos a organizarnos. Nos preparamos porque sabemos que nadie nos defiende, tampoco nuestros sindicatos.
En distintos puntos del país, convocamos Encuentros Estudiantiles Virtuales en las próximas semanas. También impulsamos 15 plenarios por ramas de trabajo a nivel nacional: apps, gastronómicos y comidas rápidas, comercio, informales, entre otros. Si se contagia la bronca, sí es nuestra culpa.