En una provincia de Córdoba, aún conmovida por el asesinato de Valentino Correas, ahora vuelve a salir a la luz otro hecho brutal. El 22 de julio la policía demora a dos jóvenes que volvían de trabajar y revisa sus pertenencias. Al no encontrar nada los policías, dejan a los jóvenes seguir con la vuelta a casa. Uno de ellos de 24 años, quizá lleno de bronca por un nuevo verdugueo policial, dice “yuta culiada”.
Eso último alcanzó para que uno de los policías se acercara y comenzara a pegarle golpes de puños. Son cuatro golpes directos, con él joven contra la pared y sin siquiera poder cubrir su rostro. El último golpe es el que lo noquea, cayendo seco al piso. Ahí se acercan cinco policías más, que avalaron con su omisión el tremendo abuso, y esposan al joven en el piso. El uso de tapabocas de los involucrados da cuenta que es una filmación actual.
Por otro lado, la brutalidad del caso de Valentino y los burdos intentos de manipular la causa, haciendo aparecer un viejo revolver oxidado, supuestamente tirado desde el auto donde viajaban los chicos, hicieron que creciera el repudio al accionar policial en enormes sectores de trabajadores y de la juventud.
Esta mañana, uno de los principales periodistas con línea directa a Casa de Gobierno decía que habría cambios en la cúpula policial, pero dentro de un par de semanas. Apenas unas horas después se produjo el desplazamiento de la jefatura de la capital cordobesa. Se destituyo al comisario Gustavo Pita siendo reemplazado por Liliana Zárate Belletti.
Mientras desde algunos sectores que alguna vez defendieron causas populares y que ya no saben cómo justificar su adhesión al gobierno de Schiaretti, celebraban que se incorporaba la “perspectiva de género” en la cúpula policial, desde la izquierda, algunos referentes como la concejala Laura Vilches, denunciaban que “es cómo un fusible, lo cambias para que la corriente siga circulando en el mismo sentido”. Llamó la atención que, en el curriculum que difundió el gobierno de la nueva jefa, se detallaran los nombres y las edades de los hijos. Quizás buscan que un sector de la sociedad piense que la nueva jefa va a ser menos brutal por el hecho de “ser madre”.
Desde Casa de Gobierno ven con preocupación estos casos. Es que la Policía de Córdoba se había convertido en un puntal de su gestión y contando con el acompañamiento de los medios de comunicación hegemónicos, habían querido transformar a la policía en héroes de la lucha contra el COVID-19.
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