Los constantes ataques a la educación pública superior son una realidad que a partir de la pandemia mundial y nacional han agravado sus repercusiones. La UCR mantiene un régimen desigual, elitista y atacante contra los sectores más vulnerables que dentro de ella se desarrollan; tal es el caso de los y las estudiantes y trabajadores, así como el sector de docentes en condición de interinazgo.
El sector de docentes interinos se ha organizado con el fin de defender sus derechos laborales, asimismo han denunciado constantemente las desigualdades sufridas dentro del sistema universitario actual. Realizaron un pronunciamiento con el fin de llevar más allá del discurso su descontento y practicar acciones concretas.
La Izquierda Diario conversó con la docente interina Alexia Ugalde, de la sede de Occidente con el fin de profundizar en este tema y evidenciarlo a otros sectores importantes de la comunidad universitaria. Cabe rescatar que Alexia fue una de las principales redactoras del pronunciamiento mencionado.
Primeramente, la docente se refirió a los ataques sufridos desde adentro del modelo universitario, ella dijo lo siguiente:
“Si bien el interinazgo docente es una problemática estructural, la crisis actual por la COVID-19 ha puesto en evidencia lo que no se quería ver o lo que se ha preferido ignorar, que a lo interno de nuestra universidad hay profundas desigualdades que son injustificables porque contradicen los principios establecidos en su Estatuto Orgánico, irrespetan la legislación laboral de este país y violan la Constitución Política que establece en su artículo 57 que “el salario será igual para trabajo igual...”. En cualquier otro contexto, contratar a una persona por algunos meses, despedirla, recontratarla y que este ciclo se convierta en un modus operandi, es reprochable. Sin embargo, lo que es denunciable fuera de la universidad, parece no serlo a lo interno. En este sentido, asumir una posición crítica y honesta se vuelve fundamental para realizar una transformación sustancial, pues el interinazgo por naturaleza debería ser una condición laboral temporal y seguir ignorando esta problemática o peor aún, creer que ’debe ser así’ es legitimar la injusticia.”
La administración universitaria se ha convertido en el principal enemigo de las personas trabajadoras de la institución así como del sector estudiantil, valiéndose, en repetidas ocasiones, de la autonomía universitaria para precarizar y fragilizar aún más a estos sectores mencionados, siendo la administración además, cómplice de los ataques por parte del Gobierno del PAC y la Asamblea Legislativa actual, quienes desde el comienzo de la gobernatura Alvarado Quesada, han atacado de manera constante el financiamiento de la educación superior.
Mantenerse como docente en condición de interinazgo de la Universidad de Costa Rica es un reto pues actualmente el modelo universitario es desigual, elitista y excluyente, por tanto, los derechos de estas y estos trabajadores se encuentran en segundo plano. Ugalde comentó lo siguiente a la Izquierda Diario respecto este tema:
“Las implicaciones son muchas, sin embargo, quisiera señalar dos en particular. En primer lugar, las personas interinas estamos sometidas a un régimen de inestabilidad laboral, que se caracteriza por la incertidumbre de si seremos contratadas cada semestre y de ser así, por cuánto tiempo será nuestra jornada laboral, claramente, esto tiene consecuencias como fluctuaciones en el monto del salario, así como un impacto en las cotizaciones y, por ende, en la pensión. Además, el régimen de precarización laboral tiene consecuencias a nivel psicológico, ya que ante el miedo de perder el trabajo o ver la jornada reducida, algunas personas soportan la violación de sus derechos laborales e incluso, situaciones de abuso de poder por parte de sus superiores. Concretamente, la inestabilidad laboral genera inseguridad, angustia y temor, lo que perjudica no sólo el ambiente laboral de las personas interinas sino también su salud mental.”
Es necesario defender, no solamente el trabajo dentro de la universidad, si no también proponer un nuevo modelo universitario en favor de las minorías, con el fin de establecer soluciones permanentes a los problemas presentes, por años, dentro de la universidad y que se han agudizado debido a la actual pandemia sanitaria mundial. Es urgente llevar a cabo la propuesta de un modelo democrático y en favor de la clase trabajadora y la juventud; unir las fuerzas de estos actuantes para llevar a cabo un proyecto firme que logre tener repercusiones positivas para la actualidad y el futuro de la universidad, que se ve cada vez más amenazada por el gobierno neoliberal del PAC.
También se discutió sobre las altas desigualdades entre trabajadores, pues como es obvio, las personas en condición de interinazgo, por ejemplo, viven con la incertidumbre de obtener un salario fijo y estable, pues sus nombramientos con inter ciclos de por medio genera una inestabilidad permanente, excluyente y, cómo mencionó Ugalde, genera una carga a la salud mental y emocional de estas personas. Respecto al tiempo servido la docente Alexa hizo un especial énfasis:
“Existen muchas situaciones que pueden ilustrar el trato desigual que recibimos las personas interinas, considero importante llamar la atención sobre una en particular, me refiero al “tiempo servido” y cómo este es contabilizado por la universidad. Las personas interinas tienen que trabajar más tiempo para obtener puntos y poder avanzar en los pasos académicos, esto debido a que nuestros nombramientos no son durante los doce meses del año. Por ejemplo, uno de los requisitos del primer paso académico es acumular 24 meses de tiempo servido en la institución, no obstante, en promedio una persona interina tiene que trabajar un año más para acumular esos 24 meses. De tal forma que a pesar de que estamos trabajando durante todo el año, aun cuando no tenemos nombramiento, pues seguimos elaborando programas, planificando cursos, leyendo tesis, participando en reuniones, entre otras actividades, la universidad no nos reconoce ese trabajo ni en el salario ni en el tiempo servido. Esto significa que las personas interinas tenemos que enfrentar mayores obstáculos para que nuestro trabajo sea reconocido y cuando es reconocido no es en igualdad de condiciones.”
Como se mencionó en artículo anterior, donde entrevistamos a Alberto Gutiérrez, las transformaciones internas son una necesidad tanto para estudiantes como para las y los docentes que se encuentran en interinato, es realmente injusto y contradictorio los procesos por los cuales estos docentes deben pasar, respecto a los pilares y discursos hipócritas que se dan desde la academia hacia la comunidad educativa y la sociedad. Estas realidades desiguales, expuestas en el comentario de Alexia, se desconocen por la mayor parte de quienes tienen un acercamiento con la universidad, pues esto claramente no es una prioridad para la administración elitista que ha sido así desde años anteriores y se mantiene.
Por otra, es importante saber qué se propone desde el sector de interinos e interinas, por esto Alexia nos comenta un poco en su última intervención:
“Desde mi perspectiva, deberíamos de iniciar el proceso de transformación interna de la universidad lo antes posible, pues con qué autoridad moral la universidad puede ‘contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común’ si no se auto examina y busca su propia transformación (…) Además, la universidad debería sentar un precedente en términos de democracia, permitiendo que toda la comunidad universitaria participe en los espacios de toma de decisiones. Si consideramos que las personas interinas somos la mayoría del cuerpo docente, lo más razonable, según los principios democráticos, sería que nuestras opiniones y necesidades sean tomadas en cuenta.”
Los procesos antidemocráticos son cada vez más notables, y durante este tiempo de crisis se han visibilizado aún más dentro de la comunidad universitaria. Un claro ejemplo de esto fue la elección del rector Araya Leandro, mismo que asume este cargo de manera intereina, mas la votación se realizó a puertas cerradas con la participación de solamente trece personas, integrantes del Consejo Universitario. Si ya de por sí no existía una participación mayoritaria de docentes, en este caso eso se redujo aún más siendo solamente las grandes cupulas quienes toman las decisiones más impactantes de toda la universidad, especialmente los sectores que más se han precarizado.
La necesidad de una transformación universitaria es inminente, el ámbito educativo, como su sistema y espacios laborales deben ser dirigidos por los actantes de cada sector, es decir, estudiantes, mujeres y trabajadores, todo esto de la mano con la comunidad pues es ampliamente beneficiada o perjudicada según las decisiones tomadas desde la institución.
Es absolutamente arbitrario continuar bajo el régimen de una universidad elitista y excluyente que busque solamente enriquecer a los privilegiados del sistema opresor. Para esto debe de existir una organización conjunta entre trabajadores y estudiantes, proponiendo además una juventud revolucionaria que aspire por un nuevo régimen democrático y defensor de los oprimidos por el sistema capitalista y excluyente en cual nos encontramos inmersos. Es necesaria una transformación substancial radical, de la Universidad Pública y el sistema educativo actual. |