Somos laburantes gastronómicos de distintos restaurantes y bares de Córdoba, y estamos escribiendo esta nota en el rato libre que nos queda después de laburar 12 horas al palo, durante 6 o 7 días seguidos, para cobrar unos 5000 pesos.
"Nosotros ya veníamos mal desde antes de la pandemia" nos cuenta Romina. Martín nos dice que "la pandemia lo que hizo fue agravar nuestra situación mucho más, porque quedó en evidencia que estábamos totalmente precarizados, desprotegidos ante el avance de los despidos, bajas de salario y suspensiones".
Tenemos testimonios de compañeras como Juana, que tuvo que hacer cuarentena por un familiar con COVID-19 y le descontaron los días de licencia. O Tania, a quien le venden el barbijo en el bar donde labura. Ni hablar del acoso que sufrió Ana por parte de su jefe.
Te da un broncón bárbaro ver como multinacionales como Mc Donald’s o Burger King reciben subsidios millonarios de parte del Gobierno y nosotros cobramos quincenas de 0 pesos. Y esto en el mejor de los casos, porque a lo largo de la cuarentena vimos como se quedaron sin laburo miles de compañeros nuestros que trabajaban en las cocinas, de mozos, bacheros, limpieza, etc. O fueron suspendidos, o solo les pagaban el salario con lo que ponía el Gobierno.
Las empresas violan el DNU que supuestamente prohíbe los despidos en la cuarentena y con la complicidad del sindicato que no dice nada. Sabemos que no somos los únicos que estamos pasando por esta situación y por eso nos sumamos a La Red de trabajadores precarizados e informales.
La pandemia son los empresarios
Como todo el mundo sabe, los trabajadores gastronómicos estamos muy expuestos al contagio porque interactuamos con clientes y proveedores todo el tiempo, pero eso a la patronal no le importa, si te puede vender los barbijos te los vende, si en la cocina no se cumple el distanciamiento para que salgan los pedidos no les importa y si te contagias te dejan tirado. No te pagan los días que no podés ir a trabajar y te hacen sentir responsable por la situación. O sea, no solamente nos precarizan, sino que también exponen nuestras vidas con total impunidad. con un sindicato cómplice que no dice nada ante estas injusticias. Por eso desde La Red de trabajadores precarizados creemos muy importante poder exigirle al gobierno un salario de emergencia de 30 mil pesos para todos los trabajadores que lo necesiten. Que se pague aplicando un impuesto a las fortunas de los bancos y las multinacionales que durante años vienen haciendo negocios a costa de empobrecernos a los laburantes. Esta es una medida elemental para enfrentar la pandemia, que solo el Frente de Izquierda plantea en el Congreso.
¿Y el sindicato?
Muchos de ustedes se habrán preguntado igual que nosotros: ¿acaso no es el sindicato el que debería estar reclamando que se cumplan los protocolos, que no nos bajen el sueldo o que no nos despidan? La respuesta es sí. Tanto la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (UTHGRA), que cuenta con más de 350 mil afiliados y un 60 % de trabajo informal, así como la Federación de Trabajadores Pasteleros, Servicios Rápidos, Pizzeros, Heladeros y Alfajoreros, de 70 mil afiliados, de los cuales 25.000 son trabajadores de Fast Food, deberían estar en las calles enfrentando los despidos, las suspensiones y rebajas salariales que venimos sufriendo las y los trabajadores. Pero no, son ellos los que pactan a nuestras espaldas rebajas salariales de hasta el 30 %.
Nuestras vidas importan: vamos por una gran asamblea de gastronómicos y Fast Food
Tenemos que poner en pie una organización común entre todos los laburantes de bares, pizzerías, comidas rápidas, heladerías, hoteles, y unir a los trabajadores de las grandes cadenas, con los que trabajamos en pequeños negocios para darle voz a quienes muchas veces no tienen posibilidad de expresar su bronca. Ya mostramos que podemos organizarnos en distintos puntos del país, pero tenemos que potenciar nuestras fuerzas para golpear con un solo puño.
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Somos de los trabajadores que más ataque venimos sufriendo con los despidos, las suspensiones y que estamos más expuestos al contagio y a las consecuencias de la crisis. Necesitamos esa fuerza para exigirles que luchen por nuestros derechos, porque sindicatos como gastronómicos ya demostraron que tienen puesta la camiseta de las empresas.
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Vamos a una asamblea este 18 de agosto que sea gran un paso para unir todo esto. Que se expresen todos los sectores que nos organizamos desde abajo y democráticamente para enfrentar el ajuste de las grandes empresas en acuerdo con el Gobierno, y sacar de la pasividad traidora a los sindicatos. Tenemos que pelear por recuperarlos de las manos de la burocracia, porque no queremos seguir ensanchando las cifras de la desocupación y de los contagios en esta crisis.
Vamos a decir bien fuerte: ¡Basta de Despidos! ¡Por la reincorporación de todos los trabajadores y las trabajadoras que fueron despedidas en medio de la pandemia!
¡Trabajo con derechos para todos! ¡Basta de precarización y de recortes a nuestros sueldos y aguinaldos! ¡Basta de trabajo en negro!
¡Comisiones de Seguridad e Higiene en todos los establecimientos! ¡Protocolos de seguridad y licencias al 100 %, porque nuestras vidas importan!
Por IFE de 30 mil pesos en base al impuesto a las grandes fortunas para quienes que se quedaron sin laburo.
¡Por la aparición con vida de Facundo Castro y justicia por Blas!
Salgamos a las calles juntos todos los trabajadores del país, para que la crisis la paguen los empresarios, no el pueblo trabajador.
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