La pérdida del empleo del último año corresponde a una pérdida en 12 meses del 25%, mientras que en la Región Metropolitana la caída del empleo anotó su mayor caída en casi 4 décadas según otro estudio, esta vez del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, donde se marcó un alza del 5.4% del desempleo en la región según sus estadísticas.
El mismo estudio señala que en el Gran Santiago los desocupados aumentaron un preocupante 47,6% respecto al mismo período en el año pasado.
La situación es particularmente grave en el caso de las mujeres trabajadoras, quienes según el Centro de Microdatos de la UCH, en este período de pandemia han tendido a la "inactividad en el mercado laboral" presionadas por el cuidado de terceros y por las labores del hogar, marcando un retroceso de prácticamente una décadaa en términos de participación laboral femenina.
No podemos permitir que la crisis la sigan pagando las y los trabajadores, cuando los grandes empresarios en mitad de esta pandemia siguen llenándose los bolsillos y el gobierno ha hecho de todo para garantizar sus ganancias, como vimos con la ley de suspensión del empleo (que son despidos encubiertos), y que fue aprobada incluso con los votos del Partido Comunista.
Hay que avanzar a la prohibición total de los despidos y con carácter retroactivo, y a su vez a garantizar un salario de emergencia igual a la canasta básica familiar para trabajadores informales o cesantes, financiado con un impuesto extraordinario a als grandes fortunas del país.
Estas son medidas básicas que deben ser parte de un programa de conjunto que plantee que la crisis la paguen los grandes empresarios, integrando entre otros aspectos la renacionalización del cobre bajo gestión de sus trabajadores y comunidades para financiar todas las urgentes necesidades de las mayorías trabajadoras y populares. |