Guayaquil, el Wuhan de Latinoamérica
Guayaquil, segunda ciudad más poblada de Ecuador y puerto principal, lleva 22 años de una administración con clara tendencia de derecha por parte del Partido Social Cristiano, cuyas posturas son conservadoras y defensoras del capitalismo.
Durante estos años la administración ha optado por realizar obras emblemáticas con un sentido turístico, apostando por procesos de gentrificación y asignando recursos al desarrollo empresarial priorizando el bienestar de inversionistas extranjeros y multinacionales, un ejemplo de esto es el proyecto de "Regeneración urbana" con el cual se han realizado obras como el Edificio de la Previsora que fue presentado como una oportunidad para mejorar el turismo en el sector del centro histórico y reactivar economía sin embargo el proyecto no dio los resultados esperados, y genera poca plusvalía en un sector con poco desarrollo social pero que hace visibles las acciones de abandono por parte del municipio, priorizando los lugares y obras para las empresas grandes y banca, logrando con esto un aumento de la desigualdad social lo cual se ve reflejado en la cantidad de empleos informales que registra la ciudad.
La ciudad con más empleos informales y desigualdad, se enfrentó a una de las catástrofes más fuertes en su historia, el virus Covid-19 había llegado a Guayaquil a mediados de Febrero y a comienzos de Marzo los primeros indicios se hacían presentes con una persona infectada en estado grave, a pesar de las recomendaciones internacionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS ) y países afectados como China, la jornada de eventos y laboral siguió en pie con autorización de los gobernantes que presentaron escepticismo a lo grave que podría llegar ser la emergencia en la ciudad.
Parte de la administración de la ciudad realizó campañas para poder seguir con las actividades restándole importancia a la afectación del virus, tales como “El virus más peligroso es el miedo” consecuentemente unas semanas después Guayaquil se convertía en un los lugares donde el virus afectó a la población en magnitudes incontrolables.
Subía la tendencia de contagiados y fallecidos en la 4ta semana de Marzo pero se encontraban distintos relatos que mostraban diferencias entre los números presentados en medios de comunicación con pérdidas cercanas de familiares, amigos, conocidos que recientemente un familiar había perdido la vida. No tardó mucho en aparecer en redes sociales las fotos y vídeos en los cuales se mostraban el escenario de familias que se veían obligados a colocar el cadáver de un familiar a la calle puesto que los servicios de exequias estaban saturados, de pronto la ciudad confirmaba que los hospitales públicos y privados estaban sobre su capacidad y era imposible prestar atención al número tan grande de personas en estado grave.
La situación pasó a estar en un total descontrol, mientras la administración de la ciudad realizaba acciones como la de bloquear arbitrariamente la llegada de un avión para ayuda humanitaria y el Estado priorizaba pagar la deuda externa y mejorar el armamento de la policía, los habitantes de Guayaquil se encontraban en total abandono, y las calles de la ciudad se llenaban de cadáveres y lágrimas, y se debatía en la administración de la ciudad la necesidad de una fosa común o hacer uso de la caridad privada de ataúdes de cartón para los Guayaquileños caídos. Cada llamada o mensaje podía traer consigo una terrible noticia sin embargo la clase trabajadora permaneció en su labor en supermercados, en envíos y entregas, en labores de salud donde no tenían insumos suficientes para poder salvaguardar su salud y reducir una posible infección.
Luego de dos meses se estima que la cifra de fallecidos pasaron las 11 mil personas del promedio habitual y más del 33% de la población de Guayaquil infectada por una situación que pudo haber sido controlada de mejor manera.
A pesar de ser la ciudad más afectada se continúa sin realizar las recomendaciones de la OMS, no se han hecho tests masivos gratuitos y por los costos de los tests disponibles, el detectar el contagio y tratarlo a tiempo se convierte en un privilegio de los ricos y los políticos del régimen.
Doctrina de Shock como respuesta estatal
A casi un año del levantamiento de sectores trabajadores y pueblos originarios por las medidas económicas que pretendía adoptar el gobierno en Octubre del 2019, la emergencia vivida por el Covid-19 le dio la oportunidad al Gobierno de Lenin Moreno de instaurar las medidas económicas neoliberales que el año pasado la fuerza popular evitó que se instauraran. Parte de la respuesta estatal frente a la emergencia vivida por la pandemia, fue un proyecto adoptado como ley donde se realizan reformas laborales que precarizan a las y los trabajadores lo que facilitó que muchas empresas realizaran despidos masivos y reducciones de sueldos, dentro de las acciones tomadas también se encuentra la eliminación de subsidios al combustible, y leyes que facilitan la represión policial. Tampoco podemos obviar, que el Estado ecuatoriano priorizó el pago de la deuda externa, y el gasto en compras de nuevo armamento para las fuerzas militares, preparando el terreno para posibles marchas y levantamientos.
Todo el repudio al gobierno represivo, proempresarial, culpable de los muertos sin un entierro digno, de los desempleados, y de la profundización de la inequidad. |