La economía chilena registró un histórico desplome de un 14%,1 en el segundo trimestre del año (la peor caída desde 1982) y el desempleo ya alcanza el 12,2%. Sin embargo, el sector minero registro un crecimiento del 1,6% en el mismo periodo. ¿Cómo se explica esta situación? |
Factores muy relevantes para entender la actual situación del cobre tienen que ver por un lado con los ritmos de recuperación de la industria china -con su consecuente demanda del mineral rojo- y por otro lado con el debilitamiento global del dólar, que fortalece al peso chileno y a la exportación de materias primas en general.
Pero el factor central que ha permitido a las grandes mineras sostener sus ganancias y mantenerse al alza en el mercado bursátil, es que nunca han paralizado la producción a raíz de la pandemia, al contrario, han podido mantenerla e incluso aumentarla, por ejemplo, desde la gigante trasnacional Anglo American, declaran que su producción aumentó en un 5% durante el último trimestre.
La permanencia de la actividad minera y su crecimiento solo ha sido posible a costa de transformar las faenas en epicentros de contagio y a los trabajadores del rubro en verdadera “carne de cañon”, exponiéndolos al coronavirus permanentemente.
Ya a mediados de julio, la cantidad de trabajadores contagiados del rubro era de 3215 y los casos activos superaban los 1500. Pero eso no es lo peor, CIPER registró que las comunas con más casos positivos, luego de la Región Metropolitana, son justamente las comunas con mayor concentración de mano de obra minera: Antofagasta, Calama y Rancagua, dejando en claro que la cuarentena limitada al radio urbano en estas comunas no logra ser efectiva. En los hechos la producción minera se mantiene activa solo con dotación “local” y con aglomeraciones en campamentos y transporte, lo que inevitablemente promueve el contagio desde las minas al resto de la población adyacente.
No podemos seguir sacrificando la vida de miles por las ganancias de unos pocos, es urgente que los grandes sindicatos de la minería, junto a las centrales sindicales como la CUT, los sindicatos de la industria, del puerto, de la educación, llamen a un paro nacional, en defensa de la salud del pueblo. Y para que la crisis la paguen los empresarios y no los trabajadores, que se imponga un impuesto extraordinario del 20% a las grandes fortunas nacionales y extranjeras, con el objetivo de financiar directamente a las familias afectadas por el desempleo y las rebajas salariales (suspensiones), a través de salarios de emergencia que garanticen un ingreso minimo de 500 mil pesos.
Esto como medida básica para avanzar a un programa de conjunto ante la crisis que parta por la nacionalización del cobre y los recursos naturales bajo gestión de sus trabajadores, trabajadoras y comunidades, para poner toda esa riqueza al servicio de las necesidades de las grandes mayorías. |