Ayer miércoles, falleció nuestra compañera Virginia, enfermera de geriatría de 60 años, otra compañera que suma a las frías estadísticas, otra muerte evitable: perteneciendo al grupo de riesgo seguía trabajando. Igual que Julio y que Grover. Igual que tantos...
Llevamos más de 17.000 contagiados y 65 compañeros muertos. Las estadísticas en el sector salud son más que alarmantes. Pero no se trata de números y de una situación esperable. Se trata de nuestros compañeros, amigos, padres, madres, hijos, hermanos. De familias devastadas, de un equipo de salud agotado de las condiciones insalubres a las que nos exponen.
A 5 meses de declarada la pandemia a lo largo y ancho del país seguimos sin protocolos claros, sin elementos de protección personal adecuados, sobrecargados de trabajo, con falta de personal, sin capacitaciones, sin testeos al personal en muchos lugares de trabajo, con salarios que no cubren las necesidades básicas y obligan al pluriempleo, con compañeros que son grupo de riesgo sin licencias.
Mientras tanto el gobierno nacional de Fernández, el de la Ciudad de Larreta y el Bonaerense de Kicillof, dan conferencias de prensa en las que dicen que está todo bajo control y buscan, con el apoyo de medios de comunicación y gremios cómplices, culpas individuales.
Estamos llenos de dolor y de bronca pero creemos que el camino no es la resignación. Que tenemos que organizarnos y enfrentar la situación de conjunto. Seguir exigiendo a las centrales sindicales que dejen de blindar a los gobiernos y se pongan a la cabeza de nuestros reclamos convocando a un paro y a un plan de lucha, pero mientras impulsar asambleas donde podamos discutir y resolver acciones para poner un freno a la grave situación que atravesamos.
No queremos seguir llorando compañeros. Nuestras vidas importan, ¡Hagámoslas valer! |