Para muchos de nosotros nuestro primer empleo fue en un call center, algunos experimentaron antes en alguna tienda de autoservicio, trabajamos como demostradoras o probamos suerte con algún negocio. Sin embargo los call center se caracterizan por ser el lugar en donde cientos, tal vez miles de nosotros, llegamos por primera vez para “buscar una oportunidad”.
La dinámica es la de siempre, una entrevista, luego otra y al final la oferta económica. Hay call center donde te dan prestaciones de ley, otros donde no, o lo hacen hasta después de unos meses. Punto y aparte, el sueldo nunca es lo que dicen. Para alcanzar los cinco mil o seis mil pesos que te ofrecen debes “cumplir con tus métricas”. Aquí y allá es lo mismo, cuatro mil pesos de sueldo base y otro poco a través de bonos, sueldo integrado le dicen. Si nos enfermamos no te pagarán el día y por injusto que sea, enfermarse es sinónimo de perder tu bono.
Hablar de contratos colectivos, prestaciones superiores o utilidades es algo que solo algunos de nuestros padres conocen. Nosotros trabajamos para grandes empresas, tiendas y bancos, pero aunque hablamos a su nombre y nuestro trabajo les llena los bolsillos, ellos, no nos consideran sus empleados. Somos un efecto de la tercerización del trabajo, tres palabras ideadas para restar derechos a los trabajadores y sumar millones en la bolsa de los patrones.
Esto no es lo normal ni debemos resignarnos a ello. Las y los trabajadores de call center merecemos derechos laborales, generar antigüedad y dejar de ser vistos como trabajadores eventuales, obtener planta laboral desde el primer día y ser contratados por Bancomer, Movistar o la empresa que sea para la que trabajemos. Los intermediarios y el outsourcing son una gran trampa.
Merecemos sueldos dignos que alcancen para costear dignamente nuestra vida y la de nuestras familias. Necesitamos comedores y guarderías para cuidar a nuestros hijos mientras laboramos y no tener que llegar a casa a duplicar nuestra jornada. Y aunque algunos digan que eso es imposible sabemos que no lo es. Los dueños de las empresas incrementan su riqueza todo el tiempo sin mover un solo dedo pese a que somos nosotros lo que día a día movemos los engranes de la empresa.
Para conquistar todo esto hace falta perder el miedo y darnos cuenta de que somos fuertes. Necesitamos organizarnos, levantar la cabeza y luchar por una mejor vida y un mejor futuro. Uno en donde no nos tronemos los dedos para que la quincena alcance ni tener que dobletear turnos para vivir.
Jóvenes estudiantes y trabajadores precarizados en call center y aplicaciones de comida nos estamos organizando para conocernos y discutir ampliamente lo que necesitamos para transformar este sistema que nos está robando el futuro. Si te interesa conocer más del tema y platicar con nosotros te invitamos a la Asamblea Nacional de la Juventud Anticapitalista el próximo 06 de septiembre a las 4:00 pm | 
