Tres fenómenos climáticos se combinaron para producir violentos focos que requirieron la ayuda internacional. La elección norteamericana se coló en medio de la catástrofe.
Foto: interestatal 80 en Vacaville el 19/8/2020 | (Noah Berger/AP)
Se desató un verdadero infierno en el estado de California: temperaturas superiores a los 50 ºC, vientos fuertes, cientos de rayos que pegan sobre la tierra y encienden tornados de fuego, cientos de casas destruidas, cientos de miles de evacuados y al menos cuatro muertos, todo en plena pandemia del coronavirus. “Bienvenidos al cambio climático”, dice un periodista de Los Angeles en Twitter. Ya son más de cuatrocientas mil hectáreas arrasadas en cinco condados, repartidas en unos veinte focos en el estado de la costa oeste de Estados Unidos. Unos trece mil bomberos trabajan para intentar sofocar el fuego, pero apenas han podido controlar el 15 %.
“Es ya el segundo mayor incendio forestal de la historia del estado”, aseguró a NBC Sean Kavanaugh, comandante del Departamento de Bosques y Protección contra Incendios de California (Calfire). El fuego afecta a Napa, Sonoma, Lake, Yolo y Stanislaus, zona reconocida por sus reservas naturales y reconocidas bodegas. El parque estatal Big Basin Redwoods, que contiene árboles de más de medio siglo, fue "extensamente dañado", aseguró.
Los especialistas atribuyen el monumental incendio a tres fenómenos climáticos que se combinan: primero llegó una inédita ola de calor en agosto, con temperaturas que llegaron a los 54,4°C en el Valle de la Muerte. Luego la tormenta tropical Elida, en la costa mexicana, empezó a alimentar la humedad de la ola de calor, lo que desestabilizó la atmósfera y además generó pirocúmulos, esas nubes de fuego tan características en estos incendios. El punto cúlmine fue una tormenta eléctrica a mediados de mes. Jeremy Rahn, vocero de Calfire, comparó la situación actual con la temporada 1987, cuando hubo cerca de once mil incendios por impactos de rayo. En este catastrófico 2020 “hasta ahora llevamos más de doce mil en lo que va de año". Más de cien solamente el viernes pasado.
Desde comienzos del siglo XX, California se calentó de 1 a 2 grados por la concentración de gases de efecto invernadero causada por la matriz energética, productiva y de consumo propia del capitalismo. La profundización y consolidación de la crisis climática hace cada vez más frecuentes fenómenos extremos que, en una espiral nociva, dejan en aún peores condiciones al planeta para sobreponerse a la ruptura de sus ciclos naturales.
Leña del árbol caído
La madera humeante de los árboles y arbustos desplomados es material inflamable a la espera de la chispa que desencadene más incendios. Quienes también aprovechan para avivarlo son los políticos del establishment norteamericano: la crisis climática y el desastre californiano se colaron en la campaña electoral, que enfrentará a Joe Biden con Donald Trump en noviembre.
Gavin Newsom, gobernador demócrata de California, declaró el estado de emergencia el martes 18 de agosto. Bomberos de otros diez estados acudieron en auxilio, pero no alcanzó, por lo que el mandatario solicitó ayuda a Australia y Canadá, que empiezan a reclutar y enviar bomberos para trabajar en el área, que se ha convertido en un “punto caliente” de la crisis climática global.
“Si no creés en el cambio climático, vení a California”, expresó Newsom en Twitter, aunque tres horas antes había agradecido el “acompañamiento” de Trump, reconocido negacionista, por haber firmado el envío de ayuda extra. El mismo día Bernie Sanders aprovechó para agitar nuevamente su propuesta de Green New Deal, que no es más que un acuerdo entre los Estados y las grandes corporaciones con la pretensión de terminar con la devastación ambiental bajo la idea de que es posible un “capitalismo sostenible”.
Biden aseguró escuetamente que mantiene a los afectados por los incendios “en sus plegarias”, pero no se extendió más en momentos en que era oficialmente nominado como candidato demócrata. Su propuesta climática, elogiada por Alexandria Ocasio-Cortez y otros, no incluye plan para una transición que termine con la extracción de combustibles fósiles y el fracking ni aborda otras causas de emisiones de carbono, responsables del calentamiento global. “Demasiado poco y demasiado tarde”, dice Otto Fors en Left Voice.
En tanto, Trump, su contrincante republicano, volvió a sostener que los incendios en California se deben a que allí “tienen muchos, muchos años de hojas y árboles rotos. Y son tan inflamables…”. Lo hizo en Pensilvania, tierra de Biden, y con obscenidad negacionista, tan aclamada por sus seguidores, explicó su “teoría”: “Decimos: tienes que deshacerte de las hojas, tienes que deshacerte de los escombros, tienes para deshacerte de los árboles caídos. Ya sabes, cuando un árbol se cae, después de 13 a 14 meses se vuelve extremadamente seco".
Entre plegarias, falsas promesas y negacionismo, los partidos que responden a las grandes corporaciones, responsables de estar arrastrando al sistema Tierra a un punto de no retorno, se muestran plenamente impotentes para detener estos eventos extremos cada vez más frecuentes a causa de la crisis climática. En 2019 salieron millones a las calles de todo el mundo para alertar sobre esto. De acuerdo a las condiciones que impone la pandemia, la huelga climática convocada por Fridays for Future tendrá segunda edición este 25 de septiembre a nivel mundial.