Bosques enteros han sido arrasados desde el comenzó de la pandemia a un ritmo alarmante. En Asia, África y América Latina, la “legislación ambiental” no ha contenido la tendencia a cortar millones de árboles.
Esta deforestación, se combina por un lado con los incendios provocados por grandes empresas para tener más tierra cultivable o para ganado, y por otro con los incendios no provocados que aumentan con las altas temperaturas en distintas zonas del mundo.
En el caso de la deforestación, por un lado, están las empresas madereras y forestales que aprovechan la excepcionalidad que ha traído la pandemia para hacer grandes negocios; por otro, miles de pobladores de zonas rurales se han visto en la necesidad de aumentar la tala de árboles dadas las duras condiciones impuestas por la crisis para obtener recursos para poder vivir.
En comparación con el promedio del 2017, según datos del Global Land Analysis and Discovery (GLAD), un sistema mundial que alerta sobre el agotamiento de la cubierta forestal, y compilados por el organismo de conservación WWF Alemania.
El sistema que utiliza GLAD se basa en un sistema de detección vía satelital del retroceso de la cubierta forestal. Según sus datos, los primeros meses del año ha habido un fuerte aumento en la deforestación de África y Asia.
Por su parte, en el Brasil gobernado por el racista Bolsonaro (quien niega que exista calentamiento global) muestra un aumento que, de principios de agosto del 2019 a finales de julio del 2020, la tala de árboles ha crecido en un 35%. Tala de árboles e incendios de amazonas, eso tiene para ofrecer la ultra derecha en cuanto a la política ambiental se refiere.
El capitalismo destruye el planeta aún más rápido con la crisis
Mientras millones de campesinos se ven forzados, dada la miseria en la que viven, a talar para vender algunos productos de madera o ampliar la posibilidad de tener tierra cultivable, las grandes empresas sacan provecho de la situación abierta con la pandemia para sobre explotar estos recursos de forma totalmente irracional e irresponsable para con las futuras generaciones.
La quema de bosques, selvas y la tala indiscriminada son resultado de la propia dinámica capitalista de competencia y explotación. Los gobiernos capitalistas, en el marco de la crisis y los menos recursos que tienen, descuidan el cuidado de los árboles, no les interesa pensar las consecuencias de la deforestación, solo sirven a los intereses de los grandes empresarios.
Para enfrentar la destrucción del planeta es necesario destruir el capitalismo, un sistema donde unos pocos ganan miles de millones de dólares destruyendo la vida. Solo el socialismo, un sistema racional donde se produzca bajo un plan racional y democrático, puede frenar la destrucción y muerte de la naturaleza. |