Según el último informe diario se detectaron un total de 1.406 nuevos casos diarios, de los cuales 887 personas presentan síntomas y 473 casos asintomáticos.
A casi seis meses del inicio de las escuálidas y antipopulares medidas para enfrentar la pandemia, el gobierno no ha sido capaz de fortalecer las redes hospitalarias.
Esto mientras se precarizan las condiciones de vida y trabajo, con la desgraciada ley de protección al trabajo solo han contribuido a la más cruda pobreza y marginación de las y los trabajadores, empujando a salir de sus casas a diario a contratados y cesantes para poder sobrellevar el duro golpe a las economías de las familias que ha traído esta crisis sin precedentes dentro de la historia reciente.
No solo quedaron a la deriva los trabajadores y trabajadoras dependientes o independientes de Chile, sino que también colapsan los escasos medios de protección a los trabajadores y trabajadoras de los centros asistenciales del país.
La precariedad del sistema de salud quedó al descubierto después de años de mínimas asignaciones desde hacienda en cada glosa presupuestaria entregada año a año y que en este último tiempo ha traído la más cruda verdad de las redes asistenciales del país, tanto en infraestructura como también en condiciones laborales de las y los trabajadores del área, haciendo evidente la falta de insumos médicos, ventiladores y viendo como una unidad de negocio el rol público que debiese cumplir el estado en ésta área de labor social.
Se han hecho propuestas contundentes y concretas en la materia, tales como el llamado a un testeo masivo a la población y no solo a quienes acuden a los centros de salud buscando la respuesta a los síntomas; también se ha hecho un llamado a la unificación de los sistemas de salud públicos y privados.
Seguiremos diciendo que el costo de esta crisis no la debiesen estar pagando los trabajadores mediante sus ahorros obligatorios del sistema previsional ni tampoco a costa del seguro de cesantía, sino que deben ser los grandes empresarios quienes la paguen, con medidas que afecten sus ganancias como la nacionalización de clínicas y laboratorios privados, bajo control de sus trabajadores, para disponer de toda esa infraestructura al servicio de resolver la pandemia, o la nacionalización de los recursos naturales, controlados por trabajadores y comunidades, para que esas riquezas estén al servicio de las necesidades de las grandes mayorías. |