“¡Que se jodan, necesitamos un cambio! Estamos hartos de esto”, fue la sentencia contundente de LeBron James -estrella de Los Ángeles Lakers- en sus redes sociales. Sintetiza el espíritu del movimiento de protesta que comenzaron en la tarde de hoy sus colegas de Milwaukee Buck, equipo de la ciudad más importante de Wisconsin, el Estado en el que este último domingo la Policía disparó a quemarropa y por la espalda al ciudadano afroamericano Jacob Blake (dejándolo en grave estado), desatando una oleada de protestas.
El equipo de Milwaukee tenía que disputar el quinto partido de playoffs ante los Orlando Magic pero decidió no disputar el encuentro en el predio de la “burbuja” de Disney, lugar al que se trasladó el conjunto del torneo, para visibilizar la indignación por el racismo y la brutalidad policial. Sus rivales acompañaron la medida.
La bronca se extendió rápidamente entre los deportistas de elite de la NBA y era un hecho que los jugadores de todos los equipos que iban a protagonizar la jornada de hoy estaban discutiendo tomar la misma actitud: los [Oklahoma City Thunder, Houston Rockets, Los Ángeles Lakers y Portland Blazers. Ante un hecho casi consumado, las autoridades de la propia NBA anunciaron la suspensión de la fecha. “Estamos con nuestros jugadores” comunicaron por Twitter sumando el hashtag #JusticeForJacobBlake.
En realidad, el movimiento es continuación y profundización de lo que comenzó con la reanudación del torneo de la NBA luego del parate por la pandemia. Todavía estaba muy latente la indignación por el asesinato de George Floyd en Minnesota, otro afroamericano víctima de la brutalidad racista de la Policía, motivó las primeras acciones como arrodillarse al comienzo de cada partido cuando suena el himno nacional de EEUU. La brutal agresión contra Jacob Blake este último fin de semana, sumada a la represión contra las movilizaciones callejeras, profundizó la indignación de los deportistas.
Teniendo en cuenta que todos los equipos compiten en el complejo deportivo de Disney World se espera para estas horas una asamblea en la que los protagonistas decidirán los pasos a seguir. La posibilidad de dar por concluido el torneo no está descartada: figuras como Jayson Tatum de los Boston Celtics explicaba que la suspensión o cancelación del campeonato “generaría un gran impacto, todo el mundo tendría que hablar de esto” reafirmando que “Ser negro en Estados Unidos es más importante que lo que hagamos en una cancha de básquetbol”.
La liga de mujeres WNBA también se pliega y suspende sus actividades, a la vez que las jugadoras determinarán pasos a seguir.
Y si la radicalización del básquet ya era muestra suficiente de lo profundo que es el movimiento contra el racismo y la brutalidad policial (sintetizado en el lema #BlackLivesMatter), que se haya plegado el béisbol expresa que se está incubando algo histórico. El periodista especializado Jared Diamond se erigió en vocero de los Brewers (Cerveceros) de Milwaukee que suspendieron el partido que tenían que disputar esta noche. Sus rivales Reds (Rojos) de Cincinatti apoyaron y se plegaron a la protesta. Otros equipos de las Grandes Ligas como los Seattle Mariners están discutiendo suspender también su compromiso. Una de las figuras del equipo, Justin Dunn, fue gráfico con el mensaje: “enough is enough” (expresión que remarca el hartazgo con determinada situación).
El béisbol es otro de los grandes deportes de elite de EEUU pero a diferencia del básquet de la NBA está compuesto mayormente por jugadores blancos y latinos. La muestra de solidaridad parece indicar que despierta un movimiento más extendido y decidido a enfrentar el racismo. Y esto recién empieza. | 
