Le dicen la “madre de todas las batallas” para graficar que todo partido político que se precie de tener vocación de poder en Argentina tiene que conquistar fuerza en la provincia que reúne 17 millones de habitantes, un tercio del país. Cuántas “fichas” se obtienen en “el tablero”, como en todo juego de mesa, es fundamental. Empezando por ganar “el sillón del gobierno” de la Legislatura bonaerense, hoy ocupado por Axel Kicillof, y en el pasado reciente por María Eugenia Vidal, cuya renovación tendrá lugar recién en 2023.
Pero la Provincia de Buenos Aires es como el TEG: da más dolores de cabeza de lo que se espera. No basta con ganar la batalla electoral para gobernar y permanecer: además de manejar intendencias, establecer alianzas, tener apoyo de los empresarios, controlar a la Bonaerense, a los sindicatos y movimiento sociales, hay que obtener la mayor cantidad de diputados nacionales y legisladores provinciales. El año que viene se renuevan 35 escaños en diputados nacionales y varios legisladores bonaerenses, por eso la rosca ya comenzó, y no hay pandemia que la frene.
Incógnitas PRO
En medio de escalofriantes indicadores y perspectivas económicas y sociales para la provincia, en estos días se agita no ya la rosca de “pasillo” (lo impide el propio Covid), sino su versión en Zoom. En Juntos por el Cambio comenzó la interna. El lugar que ocupen “las fichas” dependerá de lo que haga Horacio Rodríguez Larreta, que a su vez depende del devenir del viajero Mauricio Macri que estaría volviendo de su estadía en Francia en estos días. Larreta sueña con ser candidato a presidente; tiene a favor los altos índices de aprobación que le dan las encuestas, pese a los miles de comercios cerrados y la disputa irresuelta por la “vuelta a clases” que propuso para un sector de estudiantes que no tiene acceso a internet. Hay que ver cómo le sale la apuesta de mayor reapertura.
El destino de la exgobernadora de PBA, María Eugenia Vidal -quien mantiene índices interesantes de apoyo en territorio bonaerense- está atado en parte a lo que haga Larreta. No se puede descartar que vaya como candidata en CABA. De ser así, varios se entusiasman con encabezar la PBA y Larreta sondea opiniones entre los intendentes del PRO del Gran Buenos Aires. Un postulante es Emilio Monzó, quien quiere ser gobernador. Pero no es el único, y la tiene difícil: tendrá que competir con los deseos de los intendentes Jorge Macri (Vicente López), Néstor Grindetti (Lanús) -quien ya no tiene chances de renovar en el distrito-, Julio Garro (La Plata) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero), que se reunieron días atrás con el objetivo de “trabajar en la construcción de la fuerza que permita ganar en 2021 y recuperar la provincia en 2023” bajo el lema de que “para 2023 necesitamos un candidato a gobernador que haya sido intendente”. En esas declaraciones ante el medio Letra P hablan como si no fueran responsables de haber dejado la provincia endeudada y con altos indicadores de pobreza y desocupación, después de sus 4 años de gestión.
Peleas radicales
Los radicales también piensan en el año que viene. Este 11 de septiembre tienen que presentar las listas de sus candidatos a la presidencia del partido bonaerense, que se elegirá el 11 de octubre. Se postulan por un lado Maximiliano Abad -el marplatense que actualmente preside el bloque de Juntos por el Cambio en la PBA-, que cuenta con el apoyo de María Eugenia Vidal, Daniel Salvador -exvicegobernador- y varias figuras de peso. A nivel nacional tendría el apoyo de los gobernadores Gerardo Morales de Jujuy y Gustavo Valdés de Corrientes, y de figuras de peso como Mario Negri y Luis Naidenoff, presidentes de los interbloques de Juntos por el Cambio en el Congreso, de Ernesto Sanz y del exmandatario de Mendoza y actual legislador Alfredo Cornejo, además de varios legisladores provinciales, nacionales, intendentes del interior y de la Juventud Radical.
Su contrincante Gustavo Posse -el intendente de San Isidro- es apoyado por Martín Losteau, Ricardo Alfonsín, un sector del radicalismo porteño y un puñado de intendentes del interior. Tiene más fuerza que Abad en la primera y tercera sección electoral, claves para competir con el peronismo y sobre todo para no recibir una paliza en la tercera, la trinchera más fuerte de CFK. Para el sector del radicalismo que representa Lousteau esta pelea es más que una elección interna, es parte de su estrategia para hacerse fuerte en el conurbano, en particular en la zona sur del Gran Buenos Aires, donde quiere hacer pie destacando figuras jóvenes y mujeres, y reuniendo a críticos de los 4 años de gestión cambiemita.
Frente de Todos: buscando candidatos para 2021
Sin figuras de peso como Cristina Fernández, Axel Kicillof y Sergio Massa que puedan encabezar esta vez las listas en la PBA, en la coalición de gobierno se mantiene la incertidumbre sobre las candidaturas en ese distrito hacia 2021. Estarían evaluando cuáles serían sus mejores candidatos para competir, algo no menor para la continuidad del mandato nacional y provincial, y para prepararse hacia las elecciones de 2023. ¿Se prepara un escenario distinto que en el anterior proceso electoral? La elección pasada estuvo signada por el madrinazgo de CFK a Kicillof, el economista y profesor universitario que la derecha tildó de “marxista”, demostrando una vez más su ignorancia sobre el pensamiento de Karl Marx. Éste, con su impronta, armó su gabinete en el que incluyó profesores universitarios amigos, intelectuales de la progresía y personajes del riñón cristinista como Sergio Berni, dejando de lado a los intendentes. En su momento, cuando CFK anunció la designación, algunos de éstos manifestaron su descontento con la candidatura del gobernador. En estos meses ese malestar se mantuvo, atravesado por las tensiones de la economía y la pandemia, con lo cual el escenario que se viene puede marcar una interna entre Kicillof e intendentes del conurbano por los lugares en las listas de diputados. ¿Se tensará el acuerdo tejido por Máximo Kirchner entre Kicillof y los intendentes de cara al proceso electoral? Todo estará atravesado también alrededor de cómo continúe la relación de Alberto Fernández con Cristina Fernández, sobre quien acaba de decir en un programa televisivo que “con Cristina no alcanza pero sin Cristina no se puede”. En la primera sección el presidente avanzó en su relación con los intendentes, pero la tercera sigue siendo un territorio más controlado, por ahora, por el kirchnerismo.
Hoy el peronismo en la PBA afronta problemas pragmáticos, inmediatos y terrenales: si habrá colapso sanitario o no en pocas semanas; qué va a pasar con la economía; cómo sobrevivir con pronósticos de pobreza de más del 50%; cómo será la negociación de la deuda bonaerense ligada al acuerdo con el FMI. Todo esto mientras las encuestas demuestran que las principales inquietudes de la población son la economía, la salud y la seguridad.
Mientras se multiplican las preocupaciones, crece la incertidumbre por las condiciones de vida de miles de bonaerenses. Si ya eran malas después de la gestión de María Eugenia Vidal y la herencia de Scioli, la pandemia y la política gubernamental de no priorizar las necesidades de las grandes mayorías -afectando realmente para eso los intereses de los grandes capitalistas como proponen los diputados Nicolás Del Caño y Claudio Dellecarbonara del Frente de Izquierda Unidad-, para millones tiene consecuencias devastadoras. Más, si viene en combo con pagar la deuda ilegítima que Vidal incrementó exponencialmente y administrar un presupuesto de miseria. Esto no hace más que profundizar la situación catastrófica de la provincia y el conurbano en particular.
Son cientos de miles de bonaerenses los que viven peor que los protagonistas del impactante cuadro de Ernesto de La Cárcova “Sin pan y sin trabajo”, pero también sin techo. Como las miles de familias en Guernica (Presidente Perón), en San Francisco Solano (Quilmes), en San Fernando y González Catán (La Matanza) que están tomando tierras a la intemperie reclamando su derecho a una vivienda digna.
Mientras tanto, sigue la rosca.... no importa cuando leas esto. |