Rubén Manzanilla López, responsable de salvamento arqueológico en Santa Lucía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es quien supervisa el rescate de tan importante yacimiento. Se trata de más de 8 mil huesos de distintas especies, muchas de ellas ya extintas como mamuts, caballos, camellos y se tiene la hipótesis de que se puedan encontrar tigres dientes de sable.
El yacimiento ya había sido motivo de noticia previamente, pero conforme ha avanzado la obra, se han incrementado la cantidad de especímenes encontrados. La zona alojaba los pantanos del lago de Xaltocan. El equipo de salvamento arqueológico del INAH se ha desplegado a lo largo de las obras del Aeropuerto para rescatar los restos lo más pronto posible, debido a las prisas que hay por concluir el proyecto, que está pensado para marzo de 2022.
Sin embargo, la prisa por rescatar los huesos se enfrenta no sólo al megaproyecto del aeropuerto, sino también a los recortes presupuestales de la Cuarta Transformación. El aeropuerto de Santa Lucía fue sólo la salida pro-empresarial que el gobierno de López Obrador tuvo a un asunto de oposición masiva que la derecha ha explotado en su contra.
Fue en el sexenio de Peña Nieto cuando se dio luz verde de comenzar la construcción del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en las tierras de San Salvador Atenco como conclusión de una iniciativa que había comenzado desde tiempos de Vicente Fox. Esto suscitó la oposición de los ejidatarios y comuneros, así como de diferentes organizaciones ambientalistas y expertos que resaltaban el peligro que emanaba de la construcción del aeropuerto y el daño rampante que hacía a los municipios aledaños.
Si bien el alto a las obras fue una victoria de la lucha de las comunidades y las movilizaciones que se daban bajo la consigna #YoPrefieroElLago, esto, por una parte, no ha detenido a sectores de la derecha que achacan el hacinamiento del actual Aeropuerto Benito Juárez a la administración obradorista aduciendo al argumento de que "tendríamos un aeropuerto de primer orden". Por otro lado, la salida que tiene López Obrador, lejos de dotar de mayor presupuesto al actual aeropuerto para hacer frente a su deterioro y equipos desactualizados, simplemente trasladó la iniciativa a Santa Lucía, proyecto que ahora tiene que "lidiar" con los importantes restos de fauna de la era glacial.
No es mediante concesiones a los grandes empresarios que se deba garantizar tener infraestructura de calidad. Si se diera mayor presupuesto al transporte y la cultura, se podría garantizar tener un aeropuerto en buenas condiciones, así como un equipo y un museo del pleistoceno que aloje los restos óseos encontrados sin tener que hacerlo a contrarreloj y bajo las exigencias de los concesionarios. Pero ello sólo puede ser mediante la gestión directa del presupuesto en manos de los trabajadores y con impuestos a las grandes fortunas, cosa que la "Cuarta Transformación" no va a hacer, pues ya lo ha demostrado con su rampante precarización laboral en distintos sectores y los miles de despidos en estatales. |