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18 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Ciencia
¿De dónde viene la palabra "robot"?
Óscar Fernández | @OscarFdz94

Su origen es eslavo pero surge en el contexto de las vanguardias artísticas del siglo XX.

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Corría la década de 1920 y Karel Capek, escritor checoslovaco, se encontraba escribiendo una obra de teatro. El mundo seguía sintiendo las réplicas de la oleada revolucionaria que desencadenó en 1917 la Revolución Rusa, en cuyo interior las vanguardias artísticas florecían, muchas de ellas en favor de la revolución que las había engendrado.

En esos años eran comunes las producciones teatrales y críticas hacia el status quo, con estéticas futuristas (como la de la película Metrópolis) o abstractas, temáticas pertinentes a los problemas de la vida cotidiana y la sociedad, algo inevitable para un mundo que salía de la llamada Belle Époque que había caracterizado la escena artística y estética de finales del siglo XIX y que encontraría la muerte en 1914 con el estallido de la guerra mundial.

Es así que Capek escribió su obra R.U.R. (los Robots Universales de Rossum), en la cual habla de un mundo en el que la humanidad ha creado entes artificiales llamados "robots", quienes actúan, en principio, "alegremente" como trabajadores al servicio de la humanidad. En la obra, se ve todo desde la perspectiva de Helena Gloria, hija del presidente de una compañía industrial de energía que llega a la isla Rossum, en la cual se fabrican los "robots".

Los robots en este caso son entes que, si bien son artificiales, más se acercan a lo que nosotros entendemos por "androides", puesto que se construyen sobre la base de elementos orgánicos, en particular una sustancia química parecida al protoplasma de las células. Dicho material habría sido descubierto por el Dr. Rossum, un biólogo marino que originalmente había pretendido probar que no sólo Dios puede crear vida haciendo un perro y un hombre, pero que tras la llegada de su sobrino, sediento de dinero, sentaría las bases de un futuro donde los robots ahora asisten en gran medida las actividades de la humanidad.

Pero la alegría de los robots no dura mucho y, ante la robotización de la economía (en la obra se presenta como una economía dominada enteramente por éstos), pronto se suscita una rebelión en la cual los robots matan a todos los humanos salvo a uno, un ingeniero llamado Alquist a quien amparan porque "trabaja con sus manos como los robots". Al final, encargan a Alquist intentar recuperar la fórmula que hacía posible la generación de robots y que Helena había incinerado, pero éste no tiene éxito y en cambio encarga el mundo a dos robots: Robot Primus y Robot Helena, quienes serán los nuevos Adán y Eva.

Los paralelismos con la crítica al capitalismo y la influencia revolucionaria son bastante claros a pesar de que Capek no fue un socialista. Incluso en la obra los protagonistas humanos se preguntan si no convenía separar a los robots con diferencias en el lenguaje para evitar que se comunicaran entre sí y dificultar su rebelión (algo similar a lo que ocurre con el internacionalismo de la clase obrera).

Ahora bien, ¿por qué Capek llamó así a estos seres? Él mismo aclaró en una carta enviada a los encargados del Diccionario Oxford y posteriormente en el periódico Lidové noviny ("el diario del pueblo") que originalmente pensaba usar "labori" derivado de la palabra en latín labor (trabajo), pero no le convencía, por lo que su hermano, el pintor y poeta Josef Capek, le sugirió la palabra "robot", que viene de los idiomas eslavos y que igualmente significa "trabajo duro" (lo que en español de España generalmente se denomina "currar"), aunque la acepción a la cual pretendía Karel Capek era más cercana al trabajo del siervo con su señor feudal, generalmente durando seis meses.

El mensaje crítico de la obra de R.U.R. no fue bien recibido por los sectores ultranacionalistas en Alemania. La obra se encontró en las listas de libros a quemar por el Nazismo y, luego de la ocupación de los Sudetes y de Checoslovaquia, éstos fueron en busca de Karel Capek, quien había muerto debido a su fuerte tabaquismo. Sin embargo, sí arrestaron a su esposa Olga y a su hermano Josef, quien posteriormente fue enviado al campo de concentración de Bergen-Belsen (el mismo al que fueron a parar Ana Frank y su familia), donde moriría en 1945 y se encuentra enterrado allí a pesar de que tiene una lápida junto a la tumba de su hermano y su cuñada.

La influencia de la obra de Capek es evidente, ya que el concepto de robot y robótica ha sido plenamente incorporado en el lenguaje actual. Incluso Trotsky llegó a hacer alusión de éste en su autobiografía Mi Vida cuando mencionaba que en las biografías de Lenin aprobadas por el estalinismo lo habían convertido "en un autómata" que dictaminaba la orientación de los comunistas.

Actualmente se está debatiendo justamente la automatización de la economía, pero ésta nada tiene que ver con el futuro pintado por Capek (mismo que, en cierto modo, también fue retratado por James Cameron en Terminator). El debate se centra en el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial y de automatización de procesos de producción.

Pero como señala Paula Bach, economista de La Izquierda Diario, esta automatización es en realidad hecha en función de la ganancia, razón por la cual no se traduce en mayores índices de producción automatizada. Es que la robótica y la ciencia, lejos de ser algo objetivo, están condicionadas por el contexto de sistema capitalista en el cual vivimos.

Para ejemplificar a lo que nos referimos, presentamos este modelo hecho por el Massachusetts Institute of Technology (el famoso MIT de Estados Unidos) que "predijo" el colapso de la civilización para 2040. Ahora bien, un lector común podría replicar: "¿pero qué acaso esto no es lo que estamos viviendo actualmente?". Sí y no. El modelo toma como premisa una economía capitalista aunque no lo diga abiertamente.

Similar a esa situación, el desarrollo de la inteligencia artificial, el "big data" y la robótica no implica hoy ni una automatización del trabajo ni tampoco que ésta se traduzca en mayores niveles de desempleo, eso es sólo consecuencia del capitalismo que busca mayores ganancias (como el joven Rossum de la obra de Capek).

En un sistema que vele por las necesidades de la sociedad, dicha automatización iría en función de darle a la humanidad más tiempo para desarrollar sus capacidades creativas en un desarrollo más armónico con su entorno y reducir el mínimo el tiempo de trabajo necesario. Un sistema donde cada quien produzca según su capacidad y reciba según su necesidad, el comunismo, y donde la humanidad se plantee desafíos que superen con mucho la urgencia de garantizar la sobrevivencia de la especie.

 
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