El histórico restaurante de pastas del microcentro porteño cerró sus puertas, dejando a más de 25 empleados en la calle y un vacio a quienes supimos ir a comer a la salida del cine sus famosos vermicellis al tuco o al pesto en unas mesas con manteles de papel.
Pippo fue fundado en 1937 y desde entonces fue un clásico de la noche porteña, varias generaciones disfrutaron sus pastas en la calle Motenvideo a media cuadra de la avenida Corrientes.
Este histórico restaurante es una muestra más de la crisis de los pequeños comercios porteños sufren hoy pero que se arrastra de años anteriores. La baja del poder adquisitivo del pueblo viene golpeando a la gastronomía, mientras las políticas de la Ciudad vienen siendo en beneficio de las cadenas multinacionales de comidas rápidas, como Mc Donalds, Wendy, Burger King, entre otra.
En la última sesión legislativa se votó la exención impositiva a la gastronomóa, pero como bien denunció la diputada porteña del Frente de Izquierda “Tan solo el año pasado en la Ciudad se cerraron 600 comercios, con la pérdida de 15.000 puestos de trabajo. Eso fue por el ajuste del macrismo y los tarifazos que pulverizó el poder adquisitivo del pueblo y la opción de ir a comer afuera quedó en el pasado. Mientras fueron proliferando las grandes cadenas como Mc donalds, Burger, Starbucks, multinacionales que gozan de todo beneficio, y sobre todo tienen abaratado sus costos por la precarización y la super explotación a sus trabajadores”, declaró Alejandrina Barry.
La pandemia sólo vino a profundizar una crisis que se arrastra, donde no todos pierden por igual. 25 familias se quedan en la calle, un pequeño comercio cierra, pero en medio de la pandemia las cadenas multinacionales de comidas rapidas sobreviven y aumentan en la Ciudad mientras precarizan y explotan a sus jóvenes empleados, nunca más claro como los dichos de Alejandrina Barry: "Hay que unir el reclamo de los trabajadores y pequeños comercios contra las poderosas". |