El ex carapintada viene hace días mostrando orgullo por los desalojos que ordena en la provincia de Buenos Aires. Ahora logró que gran parte del Gobierno haga propio gran parte de su discurso.
Sergio Berni ganó una batalla. El autodenominado “soldado de la patria”, que pasa su tiempo en helicópteros, paseándose con armas por las calles y publicando spots mostrándose como Rambo, viene hace varios días insistiendo en su agenda de “tolerancia cero a las tomas de tierras”.
Justo cuando miles de personas exigen su renuncia por encubrir a la Policía Bonaerense en la causa de Facundo Castro, incluso movilizando a Plaza de Mayo y en las principales ciudades del país, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires logró traccionar a gran parte del Gobierno Nacional hacia una línea manodurista que empieza por condenar las ocupaciones de tierra por “ilegales”. Un discurso que abre el camino a una “solución” de la pobreza que incluye palos y balas.
“Las usurpaciones no solo son ilegales, sino que también producen situaciones injustas”. La frase no es de un miembro de Cambiemos. Tampoco la dijo Eduardo Feinmann ni algún editorialista de los grandes medios opositores al Gobierno. El dueño de esas palabras es Axel Kicillof, a quien tantas veces desde la derecha acusaron de “marxista”.
Pero el gobernador bonaerense no fue el único. Más temprano este jueves, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, había dicho: “Las tomas son ilegales, la ley las prohíbe. La Justicia es la que interviene y nosotros estamos a disposición de la Justicia para hacer lo que ordene en cada caso, puede ser custodia o desalojo". Así desdijo sus propias palabras de días anteriores en polémica con el ex carapintada.
El miércoles, en la extensa entrevista que Alberto Fernández dio al programa A dos voces, también le habían preguntado por el tema. Su respuesta fue clara: “La ocupación no es algo legalmente permitido. La ley lo prohíbe. Sería permitir una usurpación”.
Cada uno de ellos aclararon luego que hay que dar una solución al problema de fondo, que se trata nada más ni nada menos que de la emergencia habitacional de 4 millones de personas que no tienen techo en Argentina. Sin embargo, no hay ningún plan integral para eliminar este problema estructural del país. Lo que sí, el presidente avisó en la misma entrevista que este viernes presentará un plan “contra la inseguridad”.
Después de ceder durante todos estos meses a la derecha opositora en cada tema que se presentó como “polémico”, ahora el Gobierno dio un paso más y empezó a ceder en la agenda derechista dentro de sus propias filas. Los funcionarios con perfil “progresista” no lo hacen con una pose militar. No gritan. No salen uniformados a hablar del orden y la disciplina. Pero le dan cada vez más espacio a las voces reaccionarias del oficialismo.
