En una decisión de ataque a sus trabajadores y trabajadoras, Unilever anunció el cierre de dos líneas productivas, lo que en consecuencia, dejará sin empleo a unos 200 trabajadores. Esto a pesar de mantener un récord de ganancias.
Entre las líneas de producción que cesarán sus funciones, están los productos de limpieza y el envasar té a partir del 3 de octubre, señaló la multinacional, justificándose en la falta de competitividad, las transformaciones del mercado y en el "comercio ilegal".
Como no es de extrañar, el empresariado, representado en parte por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), por medio de su presidencia en manos de Juan Sutil, culpó a "la estabilidad y prudencia política que ha estado ausente por estos tiempos en Chile" que, según él, condicionarán esta medida de "desinversión" y amenazó al decir que teme que " las empresas decidan no participar del desarrollo económico chileno" ¿Realmente esta sería la explicación para estos despidos?
La cadena, que cuenta con 90 años en el país, en un momento llegó a tener 2000 empleados, que luego redujo a mil y fue transitando junto con la economía chilena a una desindustrialización que la llevó a dejar atrás su pasado industrial para convertirse en una mera importadora. Hoy, algunas de las marcas con las que tiene presencia en la economía chilena son Rexona, Sedal, Dove, Pepsodent, Hellmann´s, Maizena, Lipton, OMO, Quix y Cif, entre otras.
El sindicato denuncia que la multinacional les habría anunciado esta medida el mismo jueves al mediodía y que les tomó por sorpresa, pues afirman que desde el inicio de pandemia la compañía ha tenido un nivel récord de ventas. Al respecto, estas eran las propias palabras de Nuria Hernández, gerenta general de Unilever Chile en marzo: "Estamos trabajando al 100% de capacidad. De hecho, no hemos parado ninguno de los turnos" ¿Sólo este año? No. En 2019, la empresa ganó 5.625 millones de euros a nivel internacional, totalizando un valor de 51.980 millones de euros. El descaro empresarial es de enormes proporciones.
“Hay un contexto que es difícil de explicar y entender, porque esta empresa tiene productos en todos los locales de Chile y no está vendiendo ni externalizando la fábrica. Lo que la empresa está haciendo es traer los mismos productos que quiere que le sigamos comprando de otros países sin dar trabajo”, indicó el presidente del Sindicato 1 de Unilever, Claudio Urrutia.
Los ataques patronales, lejos de detenerse, se han ido incrementando. Según las últimas cifras de empleo, la desocupación habría llegado a más de 2 millones de personas, sin considerar a quienes tienen suspensión de contrato de trabajo, acogidos a la Ley de "Protección" del Empleo del gobierno, que contó con el apoyo del Partido Comunista y el Frente Amplio. Recordemos que ya hay voces dentro del propio gran empresariado que hablan de despidos masivos pos pandemia.
La crisis no la pueden seguir pagando las familias trabajadoras con hambre y reducción de ahorros previsionales. Debemos luchar por la prohibición de los despidos y por un impuesto del 20% al patrimonio todo el gran empresariado, que sirva para cubrir las necesidades más urgentes del pueblo trabajador en estos tiempos de ofensiva empresarial.
Pero sería una ilusión que sólo esto alcanzará para acabar con un sistema de miseria que es estructural. Para que rectifiquemos el rumbo que quisieron desviar los partidos del régimen, desde el PTR y La Izquierda Diario te invitamos a conformar un Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que no la limiten los burócratas del Estado empresarial, que tienen llenos sus bolsillos.
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