(Mercado de La Merced en los años 60 Foto: Colección Villasana-Torres)
El 8 de septiembre de 1602 el Virrey Conde de Monterrey puso la primera piedra del templo erigido en honor de la Virgen de las Mercedes, el cual a su conclusión sirvió como capilla. En 1634 se le encomendó al arquitecto Lázaro de Torres construir un nuevo templo, que quedó concluido en 1654
El 30 de mayo de 1861, con la aplicación de las Leyes de Reforma, se aprobó la demolición del Templo original, ubicado al poniente del claustro que hoy se conserva, para la construcción de un nuevo mercado para la ciudad. El edificio se comenzó a demoler en 1862.
El claustro del antiguo convento de la Merced corresponde a lo que sería el sector sudoeste del complejo conventual. Su construcción data del año de 1676, los cuales se suspendieron hasta 1689, debido a que es en ese momento en el que fray Baltazar Alcocer buscó la ayuda de patronos para la construcción.Las obras concluyeron el 12 de diciembre de 1703.
Barrio de la Merced
(Mercado de La Merced en los años 60)
La Merced es un barrio histórico que se encuentra en la parte oriental del Centro Histórico de la Ciudad de México. Tiene su origen en dos de los cuatro calpullis en que estaba dividida la ciudad de México-Tenochtitlán: el de Atzacoalco y el de Zoquiapan.
En este barrio se encuentran casi la mitad de los monumentos históricos del centro. Se caracteriza por ser un importante centro de abasto de la Ciudad de México, actividad que comenzó en el siglo XVII con la fundación de la alhóndiga de la ciudad y que posteriormente se desarrolló y tuvo su auge en torno al mercado de la Merced, establecido desde mediados del siglo XIX en la zona.
Debido a su carácter como centro de comercio, la Merced se vio fuertemente afectada durante los primeros meses de la jornada de Sana Distancia y aislamiento social.
La recuperación del barrio y de su gente ha dependido fundamentalmente de la organización de los pobladores, relegando de ése modo (una vez más) en hombros de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes, la responsabilidad que el Estado no quiere asumir.
Es la gente, los comerciantes, comparadores, las familias de las vecindad es y los habitantes en general, quienes le dan color y movimiento a la Ciudad.
Durante la pandemia, el chisporroteo del Barrio de la Merced se vio apagado hasta los días más recientes, en los que el mercado ha vuelto a abrir, después de dos meses de aislamiento, a la mitad de su capacidad y con la implementación de medidas como la toma de temperatura, el uso de cubrebocas y gel antibacterial así como la prohibición de acceso a personas embarazadas y enfermos. |