Van ya casi seis meses desde que se empezaron a tomar medidas frente a la pandemia provocada por el Coronavirus, Covid-19, y las consecuencias económicas provocada por la crisis en la que se atravesó han sido muy visibles, especialmente para las familias de las y los trabajadores. A lo largo de esta cuarentena se ha visto como la clase trabajadora expone su vida día con día, poniendo miles de muertos por culpa las políticas del gobierno mexicano subordinadas a los intereses del magnate y presidente estadounidense, Donald Trump, y a los dueños de las grandes empresas como Carlos Slim o Grupo Salinas.
Un sector que se ha mencionado en las coberturas de este diario es el que se dedica al arte y la cultura. Anteriormente hemos difundido diversas iniciativas por parte de artistas y tratabadorxs de cultura en la que se apuestan a la organización por la conquista de derechos laborales y para salir bien parados de esta crisis. Otro de los efectos secundarios fue la cancelación del Festival Cervantino, dejando a miles de artistas y trabajadores del espectáculo sin ingresos.
Así es como la polémica cantante, Flor Amargo, se dispuso a dar un show en las calles de San Miguel Allende, Guanajuato, con el objetivo de recaudar dinero y apoyar así a aquellos artistas callejeros que se han quedado sin trabajo y sin ingresos. Al mismo tiempo se estaría llevando el arte y la cultura al alcance de los transeúntes, alegrándolos en estos difíciles tiempos.
"Creo que es importante, en estos momentos, que los músicos callejeros sean respetados, y que lo hagan desde un lugar de amor y de compartir...”
A unos minutos de haber iniciado el pequeño evento, cuando las personas comenzaban a juntarse alrededor, un empleado municipal llegó a detener el show pero los espectadores le pedían a Amargo, con gritos coreados, que no se detuviera y que siguiera cantando.
¿Qué podemos decir?
En realidad, no es la primera vez que a Emma Carballo (nombre de pila de Flor) le sucede algo similar. Podemos recordar, por ejemplo, el apoyo que recibió en el incidente de principios de año, en el que elementos de la policía le quitaron sus instrumentos tras ser detenida.
“... Si esto pasó con Flor Amargo, imagínense con un artista que viene de Oaxaca, que le quiten todo...”
Estos acontecimientos son ejemplos del hostigamiento policial que viven los artistas —como las y los tricicleros— día con día, y de la precarización que vive este sector: sin condiciones laborales dignas como un sueldo acorde a la canasta básica, seguro médico e, incluso, basificación y seguridad de continuación de trabajo.
Es claro que tenemos que luchar por la unidad de los diferentes sectores de trabajadores para que, organizados, puedan salir bien parados de esta crisis, exigiendo el desfinanciamiento de los cuerpos policiales y militares para que esa gran parte del presupuesto sea destinado a la cultura y la salud. | 
