Ante la impunidad que prevalece para las mujeres y familiares de víctimas de femicidio y violencia sexual en México, un grupo de madres y mujeres de colectivas feministas llevaron a cabo la toma de las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la Ciudad de México.
La acción ha causado gran debate en redes sociales, medios de comunicación y grupos políticos, así como un amplio respaldo del movimiento feminista que se identifica con la rabia de las miles de madres, que no logran justicia ni para ellas ni para sus hijas pese a las promesas de cambio en 2018.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se refirió a la toma de las instalaciones de la CNDH como una acción realizada por sectores “conservadores” y le dio más énfasis a la indignación por la intervención en cuadros con personajes históricos, que a las denuncias de mujeres y niñas violentadas y asesinadas que continúan impunes. Por su parte la titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, calificó a la protesta como “un juego muy raro, muy oscuro” donde “a lo mejor hay intereses para obstruir la justicia”, declaraciones preocupantes al tratarse de una "defensora del pueblo".
La toma de las instalaciones, que comenzó la semana pasada y se mantendrá hasta “que se haga justicia” según indican las madres, es un cuestionamiento directo a AMLO y Rosario Piedra Ibarra, que lleva a una necesaria reflexión sobre la sistemática violación a los derechos humanos en México, particularmente a los derechos humanos de las mujeres y niñas.
Pese a los discursos optimistas del presidente en sus conferencias matutinas e informes de Gobierno, la violencia femicida no cesa, por el contrario aumentó durante la pandemia y un 3.1% más respecto al año anterior, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que contabilizan 2,240 mujeres asesinadas en los primeros siete meses de 2020.
En más de una ocasión, el presidente ha sido señalado por su indolencia y falta de acciones contundentes ante el brutal aumento de la violencia contra las mujeres y niñas.
Y es que en los hechos AMLO y el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación (4T) están mucho más cerca de la Iglesia y la derecha evangélica como el Partido Encuentro Solidario (PES), que del movimiento feminista y de mujeres, mismo que el pasado 8 de marzo mostró nuevamente su hartazgo y sed de justicia en una jornada histórica y con millones de personas movilizadas en todo el país.
¿Qué salida para enfrentar la violencia hacia las mujeres?
Como hemos denunciado desde hace años desde la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, la violencia contra las mujeres es un problema estructural que tiene sus raíces en el sistema patriarcal y capitalista, donde el principal responsable es el Estado ya sea por acción o por omisión. Así lo explican también Alejandra Santamaría y Víctor Escalante, abogados especialistas en derechos humanos:
“Aunque no necesariamente se trate de una orden directa, el Estado genera las condiciones necesarias para que se dé el feminicidio. Entre ellas la precarización laboral y de las vidas de las mujeres de la clase trabajadora, el poco o nulo alumbrado en los barrios y el transporte público inseguro entre muchas otras, lo que provoca que las mujeres salgan a laborar de madrugada y vuelvan por las noches, aún en condiciones de inseguridad extrema en zonas marginales, y se enfrenten todos los días a la sombra del feminicidio.”
A pesar de que México cuenta con avanzadas iniciativas y leyes con perspectiva de género (tipificación del feminicidio, Alerta de Violencia de Género, despenalización del aborto en la Ciudad de México y Oaxaca, cuotas de género, etc.), éstas se han mostrado claramente insuficientes, mientras que la violencia hacia mujeres y niñas continua avanzando junto con la pobreza y la precarización para las millones en el país, que se profundizó aún más con la pandemia y la crisis económica.
Por todo esto es urgente, que las miles de madres de víctimas de feminicidio y desaparición forzada junto a feministas y mujeres en lucha de todo el país, de las cuales, hace dos años, hubo sectores que le dieron un voto de confianza a AMLO y la 4T producto del hartazgo hacia los gobiernos conservadores del PRI y el PAN, hoy le apostemos a la confianza en nuestras propias fuerzas y avancemos en consolidar un movimiento de mujeres masivo y que conquiste sus demandas en las calles, sin ninguna confianza ni apoyo al Estado, sus partidos y sus instituciones.
Un movimiento que decida el rumbo de la lucha a través de asambleas y espacios democráticos e independientes, donde se plantee la unidad con trabajadoras en lucha como es el caso de las profesoras de asignatura de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), las trabajadoras en huelga del sutNOTIMEX, las maestras de escuelas públicas y privadas, las obreras de las maquilas y muchas otras más que están luchando de manera sectorial.
La justicia jamás vendrá de las propias instituciones que han sido cómplices de múltiples crímenes contra las mujeres, por ello es necesario que levantemos Comisiones de Investigación Independientes del Estado, conformadas por referentes de la lucha contra el femicidio y organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, que por medio de la movilización independiente del gobierno y combativa, exijan al Estado la apertura de todas las carpetas de investigación y su libre acceso para familiares de víctimas, así como todos los recursos materiales, ,financieros y políticos necesarios para realizar las investigaciones.
Con el respaldo del movimiento feminista, las organizaciones estudiantiles, populares y las centrales sindicales que se dicen democráticas, como la Union Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores (NCT), es que podremos imponerle estas medidas al Estado y garantizar el juicio y castigo de los responsables materiales e intelectuales, así como la justicia para nuestras asesinadas y desaparecidas, y la reparación integral del daño para madres, hijes y familiares de las víctimas.
No hay garantía de no repetición de estos terribles crímenes contra las mujeres y niñas mientras el Estado, las instituciones y los grandes empresarios y políticos a su servicio se mantengan en la impunidad.
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