Las fuertes lluvias que se han presentado en el país durante los últimos días continúan causando estragos. En esta oportunidad el río El Limón del municipio Mario Briceño Irragorry en Maracay. Los vídeos de la avalancha por el desborde se multiplicaron en las redes sociales mostrando la crecida del río que se llevaba por delante árboles, vehículos, inundaba casas y que atravesaba varias calles en forma intempestiva.
Los sectores más afectados fueron El Piñal, Capuchinos, Caja de Agua y El Manguito, entre otros. Imágenes difundidas a se observa cómo las aguas ocuparon las calles e ingresaron a las casas, obligando a las personas a subirse a los techos.Aunque no hay reporte de personas fallecidas, extraoficialmente se habla de casos que no se han podido confirmar.
El Limón es una zona ya hacia las afueras de Maracay, ubicado en la rivera de un río homónimo y a los pies de las montañas del parque nacional Henri Pittier, en el que proliferan caídas de agua y arroyos de distinto tamaño, y cuyas montañas han sufrido desprendimientos. El reporte oficial, vía el gobernador Rodolfo Marco Torres, es que hay "entre 80 y 100 viviendas afectadas". "Hoy estamos acá, pero no hay ningún tipo de pérdida de vida humana", manifestó.
Pero se estuvo a las puertas de una tragedia mayor, en un lugar ya conocido por décadas de posibles desastres. No fueron las medidas de prevención que la evitaron, fue que la intensidad de las lluvias no llegó a niveles mayores provocando mayores desbordamientos. En este municipio se desbordan las canales constantemente y se colapsan los sistemas de drenaje, incluso cuando hay precipitaciones menores.
En medio del colapso del río, a los habitantes del Limón les vino inmediatamente a la memoria la tragedia de 1987. Es que aconteció en fechas similares, un 6 de septiembre, cumpliéndose 33 años de los deslaves de sedimentos provenientes de los cerros del Parque Nacional Henri Pittier, ocasionados por torrenciales lluvias que envolvieron las montañas en las zonas urbanas de El Limón.
Los daños resultantes de esta tragedia son difíciles de considerar por existir diversas cifras, pero en general, se estiman que hubo entre 100 y 300 personas fallecidas, al menos de 300 desaparecidos, cientos de heridos y lesionados y miles de personas afectadas y/o damnificadas.
Los gobiernos de turno naturalizan estos hechos trágicos, como si la naturaleza fuera la culpable de tanta miseria y precariedad, faltas de inversiones en infraestructura, de trabajos de ingeniería urbana, vial, acueductos, canales o diques de contención, ausencia de planes urbanos de construcción de viviendas, sistemas de alerta temprana como instrumento para monitorear los eventos físico-naturales, encauzamiento del río El Limón, siendo este el que se desborda con mayor frecuencia, así como planes de reforestación frente a la tala, quema e incendios forestales, entre otras medidas.
En la mayoría de los casos estos problemas son previsibles, si se hacen estudios exhaustivos relacionados con los riesgos, identificando las amenazas y las vulnerabilidades en las zonas donde se plantean los desarrollos urbanos, como ya han planteado diversos investigadores que han tratado el tema y específicamente el caso del río El Limón, generando medidas de prevención y mitigación del riesgo de desastre.
No es nueva esta situación que se presenta con cierta recurrencia. De acuerdo a registros en dicho municipio se han sufrido de eventos socio-naturales de origen hidrometeorológico y por movimientos en masa desde mediados del siglo pasado, siendo uno de los primeros registros encontrados el ocurrido el 22 de agosto de 1946. Y el más trágico agregamos, el de 1987 como se ha señalado.Esta vez se estuvo expuesto a una nueva tragedia con saldos humanos.
En el mismo día del desborde del río y el alud, Maduro declaraba que se haga el censo de daños materiales y le garantice a los afectados "todo el apoyo para reconstruir su vivienda o para construir una vivienda nueva". Informando que había ordenado al ministro de Obras Públicas, Raúl Alfonso Paredes, "que movilice a toda la maquinaria que haga falta" para retirar los escombros y ayudar en la reconstrucción. Luego de eso no se conocieron nuevas declaraciones.
Pero la situación presentada en Aragua preanuncian tragedias mayores de no tomarse medidas de emergencia, estructurales y de fondo. Más aún, en un país que ya sufre una de sus mayores catástrofes, económica y social, y no precisamente por causas naturales, donde los sistemas de hospitales están colapsados y en deterioro creciente, viviendas precarias como se observan en las grandes barriadas y una población expuesta a calamidades en un país en ruina por la responsabilidad del Gobierno que, al inicio de la crisis optó por pagar una fraudulenta deuda externa en lugar de atender las grandes necesidades de la población. Luego han caído las sanciones imperialistas que han venido a agravar la situación de deterioro.
Para que cada situación de fuertes temporales o desbordes de ríos no se transforme en una tragedia social es necesario que se hagan las obras de contención, hídricas, hidráulicas y de infraestructura como las que se señalan más arriba, estudio necesarios frente al problema, dar respuesta a las miles de familias en situación de emergencia habitacional y desarrollar verdaderos planes de contingencia social. Para que esto suceda hay recursos que pueden salir de cobrar impuestos a las grandes fortunas y las grandes empresas, y aumentar los presupuestos para todo un plan de obras públicas, entre otras medidas. Medidas solo podrán ser impuestas con la movilización y lucha de los sectores populares.
Todo esto como parte de un plan de emergencia económico y social, un plan obrero y popular, que abarque toda la situación de conjunto es que será posible dar respuesta a la situación imperante, y evitar incluso que desastres de origen natural vengan a aumentar la tragedia que se vive. |