Esta semana la Policía de Río Negro organizó dos manifestaciones en las principales ciudades de la provincia reclamando aumento salarial a cambio de seguir cumpliendo su función, que no es otra que la de reprimir. Se enmarcó en el conflicto nacional que inició la policía bonaerense. Tras conocerse el aumento que lograron extorsivamente los policías de Buenos Aires, el Gobierno de Arabela Carreras anunció un aumento para la policía de esta provincia, pero no conformes, los uniformados siguieron reclamando 70000 pesos de sueldo básico.
El motivo por el que la Policía se encuentra con una relación de fuerzas a su favor para hacer este tipo de manifestaciones es que desde el inicio de la pandemia el Gobierno nacional y el provincial le dieron más poder de fuego. Los consideraron esenciales para mantener el control social a través de la represión. Hoy Carreras y el propio peronismo les piden mano dura con los sectores populares que mantienen las ocupaciones de tierras, una medida desesperada ante el crecimiento de la pobreza y el recrudecimiento del hacinamiento.
Cuarentena con abuso de poder
Desde estas páginas, en más de 20 notas, se han denunciado algunos de los hechos de abuso policial en Río Negro durante la cuarentena. El registro comienza en marzo con la noticia de que en Cipolletti un vecino era golpeado por la Policía “en nombre de la Presidencia de la Nación”. Unos días después, en la misma ciudad, la Policía secuestró un auto y detuvo a dos familias que se dirigían a buscar un bolsón de comida a una escuela rural.
Comenzando abril nos enteramos de que en Bariloche la Policía detuvo y torturó a un trabajador que volvía a su casa. Casi al mismo tiempo, en Cipolletti, detuvieron a una pareja que buscaba alimentos para llevar a un merendero. En mayo hubo denuncias de detenciones arbitrarias en Bariloche y los efectivos sitiaron el territorio recuperado Lof Lafken Winkul Mapu. Días más tarde la Policía montó una operación quemando una cabaña, como denunció la comunidad mapuche.
En junio nuevamente fue noticia el hostigamiento policial contra los jóvenes de barrios populares de Bariloche y en agosto detuvieron a trabajadores de manera abusiva. La Izquierda Diario también denunció y siguió de cerca el caso de gatillo fácil que le provocó muerte cerebral a un joven en Cipolletti, y luego la tortura a otro joven “por patear un cono” en El Bolsón. En agosto también fue tendencia el hashtag #LiberenASabrina, por su detención violenta y arbitraria en Bariloche, con el aval de Arabela Carreras. Además, en El Bolsón hubo reclamos contra intentos de secuestro y redes de trata, en las que la Policía estaría involucrada. Finalizando el mes la policía amedrentó y disparó a jóvenes que estaban realizando una toma en Cipolletti, mismo amedrentamiento que denuncian desde la CTA-A de Viedma contra referentes del barrio popular 2 de Enero de la capital provincial.
Durante septiembre en Cipoletti también se conoció la denuncia de un joven que fue golpeado y detenido. Todas estas denuncias contra la institución policial, en tal solo medio año, son una muestra de la función que cumple, reprimiendo a trabajadores, jóvenes y sectores populares. Mientras, a nivel nacional, el Observatorio Antirepresivo de La Izquierda Diario concluyó que durante la cuarentena las fuerzas represivas del Estado mataron a una persona cada dos días.
Un currículum de impunidad
El historial de abusos policiales, represión, desapariciones, asesinatos y negocios sucios de la Policía rionegrina no es nuevo. Según el informe de Correpi de 2019, una persona es asesinada cada 19 horass en Argentina a manos de las fuerzas represivas. Desde 1983, en democracia, hasta 2019 hubo 7093 víctimas del gatillo fácil y otras formas de asesinato de las fuerzas represivas del estado. En Río Negro se cuentan ya 93 los casos para este período. Algunos de los casos más resonantes han sido los de Daniel Solano, Diego Bonefoi junto a Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco, el Triple Crimen de Cipolletti y el caso de Otoño Uriarte donde una red de policías aparece implicada con proxenetas, pero son muchas más las víctimas y más si se tienen en cuenta las denuncias que no fueron por asesinato sino por otros tipos de abuso, como las 50 denuncias por tortura y abuso policial que acumulaba la Comisaría N° 42 de Bariloche hasta 2019.
Tampoco hay que olvidar que durante la dictadura en Río Negro hubo 75 desaparecidos y que en la región funcionaron 14 Centros Clandestinos de Detención y Tortura que incluyeron varias Comisarías. En Cipolletti lo fue la Comisaría 24 ubicada en calle Roca, actualmente denominada Comisaría 4ta. En la zona Andina existió un “circuito” que involucraba la Comisaría 2da del Centro Cívico, el Escuadrón 34 de Gendarmería (Bariloche), la Comisaría 12 de El Bolsón y el Escuadrón 35 de Gendarmería. En Viedma, La Casona, hoy actual Secretaría de Derechos Humanos, la Comisaría 1era y la Escuela de Cadetes. Otros sitios que funcionaron como Centros Clandestinos fueron la Comisaría de Cinco Saltos, Sierra Grande y Fiske Menuco. Todavía hoy hay agentes que se encuentran activos desde los años de la dictadura. Durante la democracia lo esencial de esta nefasta institución no ha cambiado.
Es esta policía la misma que ahora desde el Gobierno Nacional y Provincial legitiman y fortalecen dándoles aumento salarial para proteger la propiedad privada del 1% multimillonario como Joe Lewis y atacar, pegar palos y tiros contra los jóvenes, los trabajadores y trabajadoras, o el pueblo pobre que lucha por un pedazo de tierra. |