En tiempos de pandemia los campesinos alimentan al pueblo
La agricultura es la segunda área de trabajo que más empleos genera después de la minería o el comercio, con casi 400 a 500 mil chilenos, trabajadoras y trabajadores, en la cosecha de frutas en cada temporada (septiembre a marzo). El 50% son mujeres y de estás el 70% trabajan sin contrato. Existiendo tres categorías de trabajo agrícola, el permanente, temporal directo y Temporal subcontrato.
Siendo este último el más precario desempañado en el 60% por mujeres, habiendo una valoración de la delicadeza y minuciosidad que aporta el trabajo femenino, sigue siendo el más precarizado.
Trabajan en promedio 4 meses año y solo imponen aquellas que tienen contrato durante este periodo, sus sueldos base es de $180.000 mensuales (350 dólares) imponibles, más un bono por productividad dependiendo del campo de 20 a 50 capachos (tiesto con el que se cosecha).
Una indagación en el rubro indicó que no hay mayor variación en los salarios de las temporeras, aunque se trate de un producto que este con precio de punta en el mercado exportador.
En esta área la ganancia en el rubro está en la sobre explotación de la mano de obra en jornadas de 12 hrs que pueden llegar a 100 capachadas lo que solo agrega $2.000 a $3.000 por día. Es conocido por todos que las relaciones laborales semifeudales se creían superadas, pero subsisten ocultas bajo la forma de trabajo asalariado muchas veces superando las 15 hrs diarias por jornada.
La pandemia ha dejados a las trabajadoras temporeras desprotegidas económicamente lo que las obliga a aceptar labores de sobre explotación en malas condiciones sanitarias sin protección de mascarillas, alcohol y servicios higiénicos en pésimas condiciones. Sometidas a estas precariedades, no asistiendo a trabajar solo cuando se contagiaban de Covid19, numerosos testimonios de temporeras relatan la imposibilidad de asistir a las residencias sanitarias por no tener con quien deja a sus hijos, nos cuenta una trabajadora que por razones obvias prefiere mantener en reserva su identidad.
Las mujeres han sido el blanco de toda esta precariedad donde las empresas del agronegocio recogieron la fruta en tiempo récord sin importar la pandemia y las consecuencias para las temporeras.
Son muchas las organizaciones ONGs, OIT, Anamura que han presentado proyectos dónde se aborda la precarización el abuso, la vulneración de la dignidad de las y los trabajadores y sus familias solicitando:
- Previsión social, salud efectiva y permanente.
- Protección laboral: sindicalización, negociación colectiva y formalidad en el trabajo, Subsidios y bonos, Salas cunas. Flexibilidad de acceso al seguro de cesantía.
En un ambiente plagado de propaganda en el plebiscito, la lucha no se puede posponer para el próximo año, es necesario que las organizaciones de trabajadores, estudiantes y pobladores se pongan al servicio de luchar para evitar que la crisis la paguen las y los trabajadores, es necesario reponer la lucha por un salario de emergencia de 500 mil pesos para cesantes e informales y la prohibición de los despidos
Los grandes sindicatos deben romper su vergonzosa tregua con Piñera. Hay que exigir un plan de lucha a la CUT y las grandes organizaciones sindicales para proponernos pelear porque esta crisis la paguen los grandes empresarios y no las familias trabajadoras.
No podemos seguir esperando mientras los derechos de estas trabajadoras sean vulnerados y negados, esto nos llama a luchar por una Asamblea Constituyente libre y soberana. Recuperar la agricultura campesina y la función social de la tierra es central y vital contar con la fuerza la energía y la pujanza de las mujeres! |