La transnacional Chevron continúa operando en el país teniendo participación en las Empresas Mixtas Petroboscán (39,2%) y Petroindependencia (25,2%) en el occidente del país. En la Faja Petrolífera del Orinoco Chevron participa en los proyectos de crudo extrapesado Petropiar (30%) y Petroindependencia (34%). Aunque no es muy claro las condiciones en que operan las empresas mixtas debido al colapso de la industria.
En las operaciones de gas costa afuera, la compañía participa en los Bloques 2 y 3 de la Plataforma Deltana con participación exclusiva, además del 100% de Cardón 3 del Proyecto “Rafael Urdaneta”. Son grandes sus intereses y proyectos económicos estratégicos en el país.
No en vano el Departamento del Tesoro de EE.UU. ha venido prolongando las autorizaciones de manera automática a empresas petroleras de origen estadounidense que siguen operando en Venezuela pese a las sanciones que ha impuesto a PDVSA, que en teoría tendrían que ser afectadas. Hablamos de firmas como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes, Weatherford International y Chevron. Aunque en abril el gobierno de Trump emitió una licencia más estricta que prohíbe a Chevron perforar en el país o comercializar petróleo venezolano y solo “realizar operaciones extremadamente limitadas”.
Los nuevos despidos de veinte trabajadores se producen antes del vencimiento del 1 de diciembre de la licencia de Chevron para continuar operando en Venezuela, que seguramente tendrá su renovación automáticamente aunque no se sabe si habrá nuevas condiciones más fuertes que las de abril, todo dependerá de la política exterior norteamericana una vez definidas las elecciones presidenciales.
De acuerdo a la agencia Reuters, un portavoz de Chevron confirmó que la empresa estaba haciendo un "ajuste organizativo" en Venezuela, como parte de la reducción global de la plantilla en un 10-15% provocada por la caída del precio del crudo y la caída de la demanda de petróleo y gas impulsada por la pandemia de COVID-19.
Según dicho portavoz esto "no cambia la visión a largo plazo de la empresa sobre nuestras actividades" en Venezuela, donde espera "volver a sus actividades normales a su debido tiempo". Es que esta empresa tiene un posicionamiento estratégico en el país por las grandes reservas petroleras que tiene Venezuela, más aun sabiendo los nuevos cambios que se están operando en la industria petrolera.
En Venezuela existe un colapso de la industria petrolera, y como “salida” el Gobierno ha venido avanzado en un creciente proceso de desnacionalización. Los cambios en la Ley de Hidrocarburos que sin anunciarlos los aplican, la nueva Ley de Inversiones Extranjeras, entre otras importantes, han venido permitiendo que sectores controlados por el Estado progresivamente vayan siendo traspasados a empresas extranjeras o grupos económicos locales, tal como se ve muy claramente en el área del petróleo, donde empresas estadounidenses, europeas, rusas, chinas y de otras latitudes avanzan en sus controles.
Tanto el Gobierno como la oposición, de un país quebrado, encuentran como salida a la brutal crisis el despojo nacional, para que los buitres del petróleo se apoderen de los campos con la promesa de la “recuperación” de la industria. Personeros que creen que de la mano de la rapiña internacional el país saldrá del colapso en que está inmerso, con el argumento que traerán las “inversiones” para que nuevamente Venezuela salga de letargo, por lo que ofrecen a transnacionales condiciones inimaginables antes del inicio de la crisis.
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