Jorge Julio Lopéz fue dos veces desaparecido. La primera, el 27 de octubre de 1976. La segunda, el 18 de septiembre del 2006, cuando iba a escuchar los alegatos del juicio contra el genocida Etchecolatz.
López, fue testigo de cómo operaba el “circuito Camps”, un conjunto de centros clandestinos de detención dependientes de la Policía Bonaerense, a cargo de Ramón Camps y su mano derecha Miguel Etchecolatz.
En el juicio, la querella de ex detenidos desaparecidos, agrupada en el organismo Justicia Ya, estuvo a cargo de las abogadas Myriam Bregman, Guadalupe Godoy y Liliana Mazea.
Un día después de la desaparición de López, Etchecolatz fue condenado. Fue la primera vez que un tribunal aceptó que los crímenes de lesa humanidad de la dictadura cívico militar fueron parte de un genocidio y a su vez fue el primer juicio oral donde se condenó a un genocida, luego de la nulidad de las leyes Obediencia Debida y Punto Final.
Durante los primeros dieciocho meses, la causa de López fue caratulada como averiguación de paradero y quedó a cargo de la Policía Bonaerense, la fuerza que había comandado Etchecolatz y que estaba sospechada de haber participado en esta segunda desaparición.
En 2006, Felipe Solá, el actual canciller, era el Gobernador de la provincia de Buenos Aires y Néstor Kirchner era presidente. Mientras, que él hablaba públicamente del “compañero Tito” (como le decían a Julio), Aníbal Fernández, ministro del Interior, decía que "podía estar en la casa de la tía".
Hubo una y mil maniobras para embarrar la cancha y desvincular la responsabilidad de Etchecolatz y la bonaerense. Desde funcionarios y el poder judicial se operó para encubrir a la Bonaerense, donde más de 9.000 efectivos seguían activos desde la dictadura, y el entorno de Etchecolatz
Recién en el año 2008, por la lucha de organismos de derechos humanos y la izquierda se logró que la causa se investigue como desaparición forzada y se aparta a la bonaerense.
14 años después no hay un solo imputado. Y los distintos Gobiernos que pasaron fueron los responsables de semejante impunidad. Seguimos exigiendo saber qué pasó con Jorge Julio López.
Juicio y castigo, cárcel común y efectiva para todos los genocidas. Compañeras y compañeros desaparecidos: presentes, ahora y siempre. |