La muerte de un pingüino de Magallanes que se comió una mascarilla N95 ha suscitado preocupación entre los ambientalistas brasileños por el creciente aumento de los "residuos de la pandemia" que se descargan indebidamente en los ecosistemas marinos.
El animal, que fue encontrado muerto en la playa Juquehy en el estado de Sao Paulo, fue sometido a una autopsia por parte del Instituto Argonauta para la Conservación Costera y Marina, una ONG enfocada en la rehabilitación de especies marinas que se ven afectadas por desechos lanzados al mar.
El presidente del Instituto Argonauta, el oceanógrafo Hugo Gallo Neto, destacó los problemas que están siendo generados por el descarte inadecuado de los residuos, especialmente de lo que calificó como “basura de la pandemia”, estos desechos representan una nueva amenaza para la fauna marina, la cual cada vez es más vulnerable.
“Desde hace algún tiempo venimos encontrando máscaras, hemos localizado unas 135 por el momento, y el caso del pingüino es el primero de un animal que probablemente murió por la ingesta de basura de la pandemia”, comentó.
Según Gallo Neto,Brasil tiene una política poco eficiente en el combate a la cuestión de la basura en el mar. Eso pasa por un problema de educación de la población, gestión, fiscalización y legislación por parte del gobierno. Hay que recordar que las políticas ambientales del presidente Jair Bolsonaro han sido de completa indiferencia a la conservación de los ecosistemas.
La ONG Greenpeace ha alertado sobre el riesgo del aumento de basura quirúrgica en el mar después de la pandemia de Covid-19, expertos y defensores del medio ambiente temen que cada vez más estos desechos terminen contaminando los mares que desde ya padecen de la contaminación por plásticos.
Los Equipos de Protección Personal (EPPs) se ha convertido en una amenaza adicional para los océanos del mundo, la mala gestión de los residuos médicos durante la pandemia de coronavirus ha ocasionado que estén terminando en los mares, llegando a lugares cada vez más remotos, lo cual trae consecuencias para la fauna local.
Estos componentes pueden tardar siglos en descomponerse, y en su mayoría terminan como microplásticos regresando a la cadena alimenticia. En las últimas décadas la mayoría de los países han relajado sus políticas de residuos, ocasionando que millones de toneladas de plástico ingresan a los océanos cada año, contaminando los mares, ensuciando las playas y poniendo en peligro la vida silvestre.
Según la La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco la salud del océano está íntimamente ligada a la salud humana, sin embargo esto parece no ser relevante para gobiernos ni empresas.
El problema de los desechos plásticos en el mar se agudiza con la pandemia, sin embargo esto no es nuevo, cada vez se estudia y concluye más sobre esta amenaza silenciosa. La producción irracional de artículos de consumo y el tratamiento deficiente de los residuos representan otro de los rastros que el capitalismo deja a su paso. |