El Gobierno dispuso el endurecimiento del cepo. Otra vez el problema de la restricción externa. Quejas empresariales ante las deudas corporativas. El comercio exterior, fuente de divisas, está en manos privadas. Cruje la economía.
Una nueva semana movida en la Argentina. Esta vez fue el turno de la economía y el billete verde. La pulseada entre Martín Guzmán, ministro de Economía y Miguel Pesce, presidente del BCRA la ganó el titular de la autoridad monetaria que logró cerrar aún más el grifo para la venta de dólares. Así, el mismo martes mientras se esperaba el ingreso del Presupuesto 2021 al Congreso a las pocas horas se conoció el anuncio del Banco Central.
Se restringió la venta de dólares con una serie de medidas como que los gastos con tarjeta de crédito en el exterior se deducirán del cupo de dólar ahorro, o no podrán acceder al dólar ahorro aquellos que hayan recibido alguna ayuda del Estado (IFE, refinanciación de tarjeta en cuotas, préstamos hipotecarios o prendarios cuyas cuotas hayan sido congeladas) y para las empresas la autoridad monetaria sugiere que cancelen el 40 % de sus deudas al tipo de cambio oficial de $ 79 y que el resto traten de refinanciarlo a dos años. Se estima que un 80 % de los que compró dólar ahorro no podrá volver a hacerlo el mes próximo.
Otro dato relevante de la semana fue que Martín Guzmán corrió el velo de los gastos que se proyectan para el año próximo. El presupuesto 2021 muestra un fuerte ajuste en partidas claves como salud y gastos sociales. A pesar de la reducción del peso de la deuda por la postergación de pagos negociado con los especuladores, supone pagos de intereses de deuda del 1,5 % del PBI, que equivale a la construcción de 160.000 viviendas. La deuda ilegal e ilegítima es prioridad para el Gobierno.
Las empresas privadas colocaron deuda externa gracias a la vuelta de los mercados internacionales de capitales en la era Macri. Un trabajo de próxima publicación de Martín Schorr señala que “una parte destacada del endeudamiento sirvió para adquirir compañías ya existentes,… Algunos ejemplos de esta operatoria fueron: la fusión por parte de Central Puerto con Sociedad Argentina de Energía S.A., Hidroneuquén S.A. y Operating S.A.; la adquisición de Petrobras Argentina S.A. que realizó Pampa Energía; las compras del grupo Desarrolladora Energética; la adquisición de Telecom por el conglomerado Clarín y su fusión con Cablevisión; la compra que hizo Arcor del grupo Zucamor y de participaciones en Mastellone S.A.” Además, “Tecpetrol (grupo Techint) asumió un sendero vertiginoso de endeudamiento para impulsar el desarrollo de los recursos no convencionales en el área Fortín de Piedra. Las evidencias disponibles indican que este endeudamiento combinó la emisión de obligaciones negociables con préstamos intrafirma provenientes de guaridas fiscales”.
Los empresarios reclaman que la medida oficial los perjudica. Pero nada dicen del destino de dichas deudas. La investigación sostiene que “con independencia de la inserción de las compañías en sectores ganadores o perdedores en la “carrera por el excedente”, parte de los beneficios internalizados y/o de los recursos generados por el endeudamiento se canalizaron a la inversión financiera y a la fuga de capitales locales al exterior (en muchos casos ligada a la remesa de divisas hacia países con una baja o casi nula carga tributaria y altos niveles de opacidad financiera), en un proceso signado en general por una débil inversión reproductiva”.
Restricción externa
Los pequeños ahorristas fueron señalados como los responsables de la caída de reservas como si esas compras fuesen el causante real de las vaciadas arcas del Banco Central.
La medida oficial dejó al desnudo un problema recurrente en Argentina, la restricción externa, la crónica falta de dólares para el crecimiento y el desarrollo económico. ¿A qué se debe? a una estructura económica atrasada que para mantener su actividad necesita de dólares para importar bienes intermedios y maquinaria para la industria, e incluso también para el sector agropecuario que en las últimas décadas requiere cada vez más insumos y tecnología importada. La escasez de divisas se profundiza por la fuga de capitales, los pagos de la deuda y los envíos de ganancias a sus casas centrales que realizan las firmas extranjeras. La mayor extranjerización del aparato productivo es otra de las consecuencias de las políticas económicas de las últimas décadas. Entre las 500 grandes empresas del país las firmas extranjeras representan el 63 % y explican el 78 % del Valor Bruto de la Producción (VBP).
Es una restricción eterna. Durante el kirchnerismo hasta 2014, Argentina acumuló superávit comercial por U$S 170.000 millones. Pero el período terminó con restricción externa y nuevamente déficit comercial, como antes de la crisis de la Convertibilidad.
“La reducción de reservas a partir de 2011 tuvo varios componentes. A la salida crónica de dólares por giro de utilidades, dólares utilizados para la deuda y el déficit industrial, se agregaron el aumento de la fuga de capitales y el déficit energético. La fuga de capitales fue elevada durante gran parte del período kirchnerista”, detalla Esteban Mercatante en La economía argentina en su laberinto.
Durante el macrismo en los primeros dos años de gobierno ingresaron dólares para disfrutar de la bicicleta de las Lebac o volcar fondos a operaciones bursátiles. El gobierno anterior se confió que iba a poder continuar endeudándose en el exterior por ser un gobierno friendly con los “mercados”. Pero el financiamiento se cortó cuando Estados Unidos comenzó a subir las tasas de interés y los capitales se retiraron de los países “emergentes” como de Argentina. La fuga de capitales se profundizó y comenzó la corrida. La historia es conocida el país vuelve al FMI, un acuerdo que fracasó y tras la pérdida de las elecciones del macrismo hubo un nuevo salto del dólar que derivó en un nuevo cepo. Una medida rechazada por esta fuerza política, pero que ante la merma de dólares fue obligado a restablecer.
El Gobierno de Fernández, a pesar de la denuncias al endeudamiento macrista, avaló la deuda sin investigar nada. Se pagó deuda por alrededor de U$S 5.000 millones y la fuga de capitales fue de U$S 1.826 millones entre enero y julio de este año.
El comercio exterior en manos privadas
Una fuente importante de dólares es el comercio exterior. Pero más del 60 % del comercio está en manos extranjeras, hay un oligopolio privado extranjero del comercio exterior.
Un 40 % del comercio exterior de la Argentina se debe al comercio de cereales y oleaginosas con sus derivados, y un 25 % es el complejo sojero. En la campaña anterior 2018/19 los cinco principales exportadores de granos y subproductos del agro concentraron el 57 % de las ventas totales al exterior. Las multinacionales ADM-Toepfer, Bunge, Cofco, Cargill, y la empresa argentina Aceitera General Deheza (AGD) fueron las cinco empresas que lideraron las exportaciones de granos y derivados.
Un sector que acumula dólares a la espera de una devaluación. Según publica el Centro de Exportadores de Cereales y la Cámara de la industria aceitera de la República Argentina, la liquidación de divisas del sector de enero a agosto de este año es un 12 % inferior al mismo período del año anterior.
Según informó el periodista Alejandro Bercovich, del cruce de datos entre Aduana y el Banco Central en solo dos meses (abril-mayo) de este año, las importaciones fueron de U$S 5.800 millones, pero los importadores obtuvieron divisas por U$S 7.500 millones. Las empresas suelen sobrefacturar importaciones o declaran operaciones que no se realizan para hacerse de dólares.
¿Por qué el comercio exterior tiene que estar en manos privadas? El caso Vicentin abrió este debate, pero el Gobierno ante las presiones de la derecha decidió retroceder en la expropiación.
Un monopolio estatal del comercio exterior permitiría administrar las divisas generadas por las exportaciones en función de las necesidades de una producción al servicio de las mayorías populares y no de las ganancias de unos pocos. Es importante administrar las importaciones y que se priorice la compra de lo necesario para el funcionamiento productivo y la atención de las necesidades de la población.
Una medida que tiene que ir acompañada del desconocimiento soberano de la deuda, para terminar con otra pata de la sangría de dólares y la nacionalización de la banca, un sector especializado en colaborar con la fuga de capitales de los grandes empresarios. Restringir la compra de dólares del pequeño ahorrista no evitará que las divisas se evaporen del Banco Central. No se puede descartar que la crisis se profundice y culmine en una nueva devaluación con las consecuencias que implica sobre el pueblo trabajador. De lo que se trata es de discutir un programa anticapitalista, para reorganizar la economía en función de las necesidades sociales y no de unos pocos.