Este mes, cuando se conmemoran 11 meses desde el estallido social en Chile, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) entregó cifras sobre las querellas interpuestas por este organismo contra carabineros, militares, PDI y gendarmería. Viéndose cuestionadas de conjunto las fuerzas represivas del Estado con quienes grandes franjas de la población hicieron experiencia en las calles.
Las querellas contabilizadas hasta el 15 de septiembre suman 2.499 en total, aproximadamente el 93% de estas son contra carabineros quienes tienen en total 2.329 querellas. 126 son contra militares, 22 contra la policía de investigaciones y 1 contra gendarmería.
En cuanto a las causas de las querellas 2.147 son por tortura y tratos crueles contra manifestantes. Además 169 de ellas están asociadas a traumas oculares y hasta la fecha solo hay 3 causas formalizadas al respecto, que corresponden a los casos de Gsutavo Gatica, Fabiola CampillaY y Brandon González, quedando demostrada con estos números la impunidad de la que siguen gozando quienes reprimieron y mutilaron durante la revuelta de octubre, avalados por el gobierno criminal de Piñera.
Sin duda estos informes muestran parte de la represión a la que nos enfrentamos miles en las calles. Chile Despertó y eso significó un profundo descrédito y odio por parte de amplios sectores hacia las fuerzas represivas del estado que develaron más que nunca el carácter que tienen: defender la propiedad privada y estar al servicio de los gobiernos de turno para reprimir y acallar los justos reclamos de millones que salieron a las calles a revelarse contra los 30 años post dictadura, de gobiernos neoliberales que solo aseguraron negocios y leyes para los empresarios a costa de precarizar al conjunto del pueblo trabajador. Incluso podemos ver este mismo rol no solo en Chile, sino que también, con ejemplos brutales como el asesinato de Geroge Floyd en Estados Unidos, que generó una oleada de manifestaciones bajo la consigna de “Black Lives Matters” y bién con los últimos hechos en colombia donde la policia asesino a un hombre con pistolas taser, generando también manifestaciones contra la represión y la violencia policial.
El rol de las fuerzas policiales y militares comenzó a develarse con la revuelta en Chile y durante la pandemia se sigue demostrando el rol que cumplen. Son protagonistas de toques de queda inútiles desde el punto de vista sanitario y Estados de Excepción que en nada aportan a controlar el virus, sino que su objetivo es generar un control militarizado de un país con una revuelta no derrotada pero atravesada por la pandemia y así también. mantener a la población controlada en el camino hacia el plebiscito. Cosa que hemos podido evidenciar incluso en la diferente respuesta que tiene la represión ante marchas del Rechazo versus el Apruebo o incluso reclamos de sectores de trabajadores de la salud, demostrando que el fin no es controlar la pandemia, sino acallar a todo lo que cuestione el régimen.
Como vemos, estas instituciones represivas están podridas desde sus cimientos e independientemente del país o gobierno de turno con el que se relacionen cumplen con el mismo rol en todas partes, ser parte de un Estado que se encarga de proteger el bolsillo de los grandes empresarios y emplear para esto todo nivel de represión y ataques contra el pueblo trabajador, mujeres, estudiantes, pobladores y pueblo mapuche. Entendiendo esto, es una ilusión pensar en reformar la policía, más bien debemos proponernos acabar con ella y sus intereses.
Miles fuimos parte del Chile que Despertó, vivimos en carne propia la represión y exigimos juicio y castigo a los responsables de las brutales violaciones a los derechos humanos ocurridos durante la revuelta, que como evidencian los números del informe del INDH siguen gozando de impunidad mientras son cientos de presos políticos en contexto del estallido social. Es por esto, que no podemos dejarnos engañar con las trampas que tiene este proceso constituyente a la medida del régimen donde no podremos tocar estas instituciones entre muchos otros aspectos y pilares de la dictadura que quedarán intactos. Desde ahí la necesidad de seguir luchando por una asamblea constituyente libre y soberana donde no exista ningún límite y podamos discutir todas las demandas de octubre y poner fin a la represión policial. |