Después de la experiencia de “Hinchadas Unidas Argentinas”, una asociación entre facciones de distintas barras que contó con apoyo oficial (de Gobierno, AFA y clubes) para viajar al Mundial Sudáfrica 2010, difícilmente podría sorprender algo. Pero en lo últimos campeonatos del fútbol de Primera División, a raíz del asesinato de un hincha de Lanús en La Plata en Junio de 2013, se impuso la prohibición de la presencia de público visitante –quitándole al espectáculo el condimento del folklore de cantitos y colorido en las tribunas-, además de que se multiplicaron los controles para el ingreso del público en general. Hipocresía y “lágrimas de cocodrilo” de la AFA, los clubes y el funcionario “estrella” del Gobierno, el Secretario de Seguridad Sergio Berni.
El Martes, al finalizar el clásico platense por Copa Sudamericana, un hincha de Estudiantes fue herido de un “puntazo”. La agresión provino del sector del palco que tenían reservado los dirigentes de Gimnasia; único sector en el que podrían hallarse “neutrales” y delegaciones oficiales del club visitante. No está claro aún quien realizó el ataque pero todo indica que –como suele pasar con todos los clubes- algún barra allegado a la dirigencia ocupaba una plaza de la delegación oficial.
Las banderas de “La 12”absorbieron el domingo litros y litros de agua por la lluvia torrencial que se precipitó sobre toda la ciudad de Buenos Aires. La Bombonera fue escenario de un partido que –por el estado de juego- nunca debió jugarse (Ver:"Faltan 57 minutos ). En diversas redes sociales, circularon desde mitad de esta semana fotos en las que se exhiben esas mismas banderas al rayo del sol, con las bandejas altas del Estadio Alberto J. Armando como escenario. No podría la barra de Boca Jrs. tomarse semejante atrevimiento sin la autorización de las autoridades del club.
Finalmente, el hecho mas grave fue obra de la negligencia de las autoridades encargadas de programar las fechas de los partidos oficiales, que hace años dejaron de hacerse por sorteo, llegándose al colmo de programarse hasta con horas de anticipación al comienzo de un partido. El miércoles, Huracán jugaba en el Palacio Ducó con Crucero del Norte por el Nacional B; San Lorenzo venía de sufrir una derrota en cancha de Racing por Copa Argentina, casi a la misma hora. Al llegar a Parque Patricios, en Av. Caseros y De Luca, barras de ambos clubes se identificaron y se trenzaron a tiros en medio de la Avenida y hasta dentro de una pizzería, ante la mirada absorta de la gente allí presente. De casualidad, sólo se conoce un herido de poca gravedad.
Apenas tres botones de muestra que evidencian la imposibilidad de que la dirigencia actual (AFA, Gobiernos, dirigentes de clubes) vaya a ponerle freno o desterrar a las llamadas “barras bravas”, grupos de mercenarios que persiguen botines como el control de los estacionamientos linderos a los estadios y la reventa de entradas, o que directamente prestan servicios “extracurriculares” como grupos de choque de punteros de las intendencias, de burocracias sindicales o de quienes se ofrezcan como mejor postor.
La consecuencia de esta connivencia, que se intenta barnizar con declaraciones hipócritas “contra la violencia en los estadios”, la pagan las personas que con mucho esfuerzo intentan tener un rato de esparcimiento asistiendo a una cancha, sólo para disfrutar de un partido de fútbol. |