Las declaraciones de Briones demuestran que los niveles de tensión aumentan toda vez que se acerca la fecha tope para presentar el proyecto presupuestario este 30 de septiembre, ya que el gobierno se la ha jugado por instalar en el parlamento la política de “austeridad fiscal”, el cual vino macerado desde principio de año con su plan de presupuesto “base cero”.
La derecha es experta en usar eufemismos, esta bullada “austeridad fiscal” en el fondo significa despidos, pérdida de beneficios sociales (como la disminución de la beca vocación de profesor) precarización y sobrecarga laboral. Ante esto algunos sectores de la oposición, como Jackson (RD) y Nuñez (PC) han criticado el actuar y las medidas del ejecutivo, pero sin duda es totalmente insuficiente para la envergadura del problema.
Por supuesto que el Estado no es ni tiene que ser una agencia de empleo, pero por ser uno de los principales empleadores del país, lo mínimo que debe garantizar es estabilidad laboral. Para resistir esta verdadera ola de despidos que el gobierno de Piñera quiere asestar, hay que luchar por la defensa de los puestos de trabajo y por el reconocimiento e incorporación de todos los trabajadores estatales subcontratados y a honorarios.
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La ANEF tiene que llamar a un estado de alerta y luego a un paro nacional, convocando la solidaridad de otros sectores, como docentes, transporte, portuarios, minería y servicios ya que este ajuste del gobierno es la antesala, la hoja de ruta, es poner al Estado como ejemplo de qué hacer ante la crisis que cada vez se avecina con más fuerza, es la señal que quieren dar para el sector empresarial; reducir presupuesto y cortar el hilo por la parte más delgada, es decir despidos masivos. Y si el PC en el parlamento está en contra de la reducción presupuestaria, entonces que se plieguen también y hagan desde la CUT un llamado a paralización en solidaridad con los trabajadores públicos.
Es fundamental que no hayan ataques sin respuesta, la crisis económica nos golpeará más fuerte el próximo año y ya vimos las consecuencias que esto tiene cuando los costos se cargan contra el pueblo, sobre todo en una situación catastrófica y pandémica como la que estamos atravesando, no podemos permitir que la crisis la paguemos las y los trabajadores.
Ya basta de que los presupuestos fiscales vayan para enriquecer a los empresarios de la salud, educación, vivienda y una larga lista de empresas que hacen jugosos acuerdos con el fisco, y ocupar todos esos recursos en asuntos realmente públicos, si así fuese los únicos que perderían sus puestos de trabajo serían los burócratas estatales y las gerencias de las sociedad anónimas que reciben subsidio estatal y no les empleades fiscales, que en salud por ejemplo han tenido que exponer sus vidas a costa de sueldos miserables, turnos extenuantes y precarización laboral. |