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Red Internacional

HISTORIA EN ALERTA SPOILER.Unitarios y Federales: ¿por qué se enfrentaban?

Tiempo estimado 7:41 min


La semana pasada, a partir de la crisis abierta por la movilización policial, se abrió un debate sobre la coparticipación federal, y un enfrentamiento entre el gobierno porteño y bonaerense por el reparto de los ingresos. Esta discusión, coincide a su vez con el aniversario de la Federalización de Buenos Aires, con lo cual todo esto nos llevó a volver un poco sobre esta historia y preguntarnos qué cosas siguen vigentes de aquel debate que atravesó el siglo XIX.

Martes 22 de septiembre de 2020 | Edición del día

UNITARIOS VS FEDERALES | El centralismo de Buenos Aires - YouTube
  •  Hay una primera cuestión que me gustaría decir, y es que a diferencia de las interpretaciones liberales e incluso las revisionistas, los conflictos entre unitarios y federales, y alrededor de la distribución de los beneficios del puerto de Buenos Aires, no pueden ser entendidos como meras posturas opuestas sobre el orden administrativo e institucional. Es clave atender a las facciones de clase que cada grupo representaba. No se trató de una disputa entre partidos políticos con “ideales distintos”, sino de dos proyectos de dominio oligárquico que chocaban entre sí.
  •  Pensemos en la situación tras la Revolución de Mayo y la declaración de independencia. Como hemos dicho en otras ocasiones, no podemos pensar el “país” desde los ojos actuales. Las provincias que pertenecían al virreinato, tenían como casi único punto en común, estar bajo la misma administración de la metrópoli española. Roto el vínculo colonial, la búsqueda de un “interés común” entre esas regiones, no fue tarea sencilla: no existía una “nación” precedente que unificase a los distintos sectores, pero sobre todo no existían intereses económicos comunes. Como dice Milciades Peña “la revolución abrió las compuertas a las fuerzas centrífugas”.
  •  Para los “Federales porteños” (Rosas), el interés pasaba en “pacificar” el campo, (que como hemos conversado en otras ocasiones consistió, entre otras cosas, en aniquilar a las poblaciones indígenas), para extender la producción ganadera destinada a las exportaciones. Los Federales del litoral tenían un interés similar pero chocaban con los porteños en relación al monopolio del puerto. Los sectores del interior defendían, a su vez, la producción artesanal amenazada por la penetración de mercancías extranjeras. Finalmente está la burguesía comercial porteña que tenía un interés mayor por unificar el territorio bajo una misma administración, eliminando las aduanas internas y los conflictos interiores para beneficiarse del libre comercio sostenido. Ahora bien, a su vez, estos sectores tenían alianzas, determinadas en gran parte por el problema del puerto y la participación en las ganancias de la Aduana porteña.
  •  Con el desarrollo durante gran parte del siglo XIX, de la agricultura y la ganadería producto de la demanda externa, estos conflictos tienden a tomar nuevos contornos, en tanto se va alzando claramente un nuevo modelo económico con predominancia del gran terrateniente capitalista. La discusión empieza a estar entre “exportadores e importadores”. Y aquí entra el problema respecto al control del puerto de Buenos Aires. Porque todo lo que se producía en el país pasaba por la Aduana de Buenos Aires, con lo cual la capital se quedaba con el excedente comercial sin distribuir los beneficios.
  •  De esta manera, caído Rosas en Caseros, el “frente anti rosista”, encabezado por Urquiza sufrió un rápido desmembramiento. Los productores bonaerenses volvieron a enfrentarse con los del Litoral y estos con la burguesía comercial porteña. La expresión de esto fue la negativa de Buenos Aires a participar de la Constitución propuesta por Urquiza en 1853. La lógica de la burguesía porteña era “al país lo unificamos nosotros o no lo unifica nadie”. Y la relación de fuerzas era ilustrativa: la coalición de todas las provincias no consiguió imponerse a Buenos Aires. Este proyecto porteño queda expresado en figuras como Vélez Sarsfield y Bartolomé Mitre.
  •  La política de Mitre consistió básicamente en liquidar las resistencias que existían en el interior al dominio porteño, una obra que tendrá como corolario la guerra de la triple alianza, o triple “infamia” como la llamó Peña. Estas políticas se vieron reforzadas en la medida en que la intensificación del comercio exterior produjo el debilitamiento de algunas economías regionales, reconfigurando la forma en que estas se insertaban en los mercados que se estaban conformando. A esto se sumó la lenta pero constante formación de un mercado interno impulsado por el comercio exportador y la consecuente extensión de las comunicaciones (sobre todo con el Ferrocarril), que comenzó a unificar los intereses entre algunos sectores del interior y la burguesía porteña.
  •  Todo esto cumple un rol decisivo para entender qué pasa en 1880. La capitalización de Buenos Aires era un problema mientras existiesen poderes fuertes en el interior. Pero aplastados los caudillos del interior, no existía una contradicción entre la nacionalización y el dominio de la oligarquía porteña. Por eso esa tarea de terminar de “nacionalizar” el país, pese a que la federalización de Buenos Aires la decreta Avellaneda, queda en manos de Roca, un hombre del interior, pero del interior domesticado por el capital porteño. Orientada toda la economía del país hacia el puerto de Buenos Aires con el auspicio de los capitales ingleses, la federalización de la capital no implica un paso “progresivo” sino la consolidación de un modelo agroexportador terrateniente.
  •  Esto no quita que haya habido resistencias de sectores más “autonomistas” de la burguesía porteña, como por ejemplo el gobernador de ese entonces Carlos Tejedor, que representaba a un sector del mitrismo, que exigiendo la constitución de un Estado porteño independiente, se enfrentó con el estado nacional. Es interesante que su búsqueda de “mostrar fuerza” comienza por el pedido de extensión presupuestaria para reforzar la presencia policial y la milicia provincial.
  •  Los ejércitos nacionales y porteños se enfrentaron en varios puntos de la ciudad, produciéndose alrededor de tres mil muertos. Las fuerzas de Tejedor fueron vencidas y finalmente la ciudad sería federalizada, dando comienzo a la larga hegemonía roquista en la historia política argentina. Las posiciones de poder fueron ocupadas por miembros de una casta político-militar que consolidaron un modelo productivo agrícola exportador terrateniente.
  •  Como reflexión final. Durante todas las guerras civiles, existieron clases en disputa, pero las mismas no pudieron o no quisieron cuestionar el dominio más general del capital en el desarrollo dependiente del país. Con algunas excepciones rápidamente sofocadas, como la experiencia de Paraguay, o la inicial propuesta artiguista, ya hacia 1880 no existían más que disputas sobre cómo repartirse las ganancias del modelo agro exportador. Hace poco en la legislatura porteña Myriam Bregman dijo: “No nos parece entrar en un debate entre unitarios y federales en estos momentos. No vamos a entrar en esa, para nosotros hay clases sociales de ambos lados de la Gral. Paz”. Podemos decir, que a diferencia de ese entonces, existen nuevas clases sociales en pugna con intereses totalmente distintos, estructurales, y que nosotros apostamos a que sea la clase obrera la que pueda impulsar una transformación social en donde no se discuta el reparto de la torta entre los mismos de siempre, sino en función de las necesidades de las grandes mayorías.



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