La construcción del Tren Maya, proyecto estelar del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido blanco de fuertes y fundamentadas críticas de expertos en arqueología y medioambiente. Una de las principales preocupaciones se da a partir de la posibilidad de que las obras dañen y/o destruyan importantes vestigios arqueológicos e históricos que no han sido descubiertos en las regiones por las que atravesará un aproximado de 1,500 kilómetros de vías ferroviarias que constituyen el proyecto.
Previo al inicio de los trabajos sobre el terreno, el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos de México contemplaba alrededor de 1,709 vestigios que se encuentran en diversos puntos y regiones por los que pasará el tren. Según cálculos del propio Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), estos puntos se ubican en Yucatán (649), Campeche (481) y Tabasco (295), así como en Quintana Roo y Chiapas (142 cada uno).
El Fondo Nacional del Fomento al Turismo (FONATUR) afirmó que dentro de los descubrimientos que hasta ahora han sido realizados se encuentran obras de arquitectura de tierra, pequeñas unidades habitacionales y arquitectura monumental de piedra, los cuales conforman un importante acervo cultural, arqueológico, histórico y antropológico.
Aunado a esto, se prevé que las vías atraviesen cerca de 24 cenotes en los que se espera encontrar yacimientos fósiles que corresponden a fauna del Pleistoceno, edad geológica acaecida entre hace 2.6 millones de años y 11mil 700 años.
No obstante la importancia de proteger elementos culturales tan valiosos como estos, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instancia encargada de velar por la preservación de los mismos, verá mermado su presupuesto gracias a las políticas de austeridad del gobierno federal, las cuales siguen los lineamientos neoliberales de organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional: en este contexto, el INAH tendrá un recorte del 75% con el cual, además de ver limitadas sus capacidades para la conservación de estos hallazgos, afectará a sus trabajadores, así como lxs de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Es relevante mencionar que este proyecto, además de violentar los derechos de pueblos indígenas, comunidades afro-mexicanas y comunidades equiparables de la región sureste de México, así como de poner en riesgo parte importante del reservorio histórico y cultural de la humanidad, está siendo construido bajo la lógica capitalista de optimización extrema de ganancias, por lo que, una vez concluido, no hay que esperar que vaya a ser un atractivo turístico y cultural accesible para las y los trabajadores y sus familias.
El tren maya es un proyecto concebido desde la misma perspectiva neoliberal desde la cual, en la década de los 90 fue privatizada la empresa pública Ferrocarriles Nacionales Mexicanos, misma que pasó a conformar Ferrocarril Mexicano S.A. (FERROMEX), hoy propiedad de Grupo México; a partir de este hecho, ocurrió una desaparición de los servicios para pasajeros con excepción del “Tequila Express”, en Jalisco, y el Ferrocarril Barrancas del Cobre, popularmente llamado “El Chepe”, que atraviesa la región del norte de Sinaloa desde la costa rumbo a la sierra madre occidental, pasando por las barrancas del cobre hasta llegar a la ciudad de Chihuahua. Atractivo turístico que en la última década ha elevado de manera exorbitante sus costos, siendo un bien cultural al que no puede acceder la gran mayoría del pueblo trabajador.
*La autora es parte del comité de trabajadoras de Pan y Rosas México
Con información de:
https://www.proceso.com.mx/645944/los-impactos-del-recorte-presupuestal-en-el-inah
https://www.infobae.com/america/mexico/2020/09/21/hallaron-vestigios-arqueologicos-en-la-ruta-del-tren-maya/
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