El último año de gobierno de Mauricio Macri el consumo cayó casi todos los meses, debido a la pérdida de capacidad de compra de los salarios debido a la inflación; en 2020 los valores se mantienen en cifras similares. Las ventas en los supermercados crecieron sólo un 1% en julio, respecto a igual mes de 2019; mientras que en los grandes centros comerciales disminuyeron 83,3% en similar período, en medio de las medidas de aislamiento social, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Por su parte, en los autoservicios mayoristas se registró durante el séptimo mes del año una suba de 5,8% interanual en la medición a precios constantes.
Con los salarios congelados, el aumento de la desocupación y la imposibilidad de trabajar en rubros que continúan cerrados, la baja de los ingresos para las grandes mayorías es crítica. En agosto el costo de vida subió 2,1% y la canasta básica alimentaria tuvo un alza de 41,7 % en los últimos doce meses, según publicó el Indec la semana pasada. Cada vez cuesta más llegar a fin de mes, los trabajadores de la junta interna de ATE-INDEC estimaron que una familia necesita como mínimo $70.000 para cubrir las necesidades básicas.
Ante las bajas ventas las grandes cadenas de supermercados exponen a los trabajadores a contagiarse con tal de no invertir en medidas de seguridad que protejan a quienes pasan largas jornadas al interior de los locas. Por ejemplo, Carrefour acumula 900 contagios y COTO 600. Como si esto fuera poco un gerente de COTO alentó a sus pares a llenar los locales de gente y en un Carrefour la gerencia decidió seguir funcionando con un trabajador muerto en el local tapado con paraguas. No les importan las vidas de los trabajadores, ni de sus clientes.
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