Algunos fragmentos de la entrevista a Franco Torchia.
“A la Iglesia la veo más sostenida que nunca por el Estado. No es ninguna novedad. Pero hay pactos que se han fortalecido. Por ejemplo la reestructuración de la deuda, según muchos testimonios el Vaticano ha jugado un rol preponderante. Hace un tiempo que trato de responderme y responder: el Estado argentino es homofóbico en tanto sostiene el culto católico, apostólico, romano. Porque sostienen una estructura que en todo el mundo está pensada, y es cada vez más, una suerte de poderosiima ONG cuyo foco central es combatir las disidencias sexoafectivas y sexogenéricas”.
“Por eso todo lo que asoma desde Roma y sus células tiene que ser leído como permisos directos que el Estado le da a una institución que sostiene”.
“Ayer a través de La Izquierda Diario leí esto que decía Bergoglio que una víctima de abuso no denuncie. Lo que leo es un permiso del Estado argentino, y también el Estado Vaticano”. “Por eso puede estar por fuera de cualquier orden jurídico internacional”.
“Entiendo al Vaticano como lo que es tiene permiso para hacer eso y mucho más”. “Puede estar como está, afuera de cualquier orden jurídico internacional”.
“Quienes trabajamos mucho las cuestiones vinculadas a los abusos sexuales de la Iglesia, y otros abusadores, sabemos muy bien que ese delito no tienen pregnancia. No le importan al periodismo. Además no logran tumbar la emocionalidad de las audiencias”.
“Quise sentarme frente a Aguer, y que diga lo que toda la Iglesia piensa. Muchos dicen “bueno pero están los curas villeros, bueno pero…”. El tema es que cuando hay matices hay una única base. El único color de la Iglesia Apostólico Romana en la Argentina es el de Aguer”. “Hoy está desplazado por Bergoglio, enemigo histórico. Fernández, su reemplazante, sostiene un discurso suavizado, pero en esencia es el mismo”.
“Yo diría que se agravó el discurso de la Iglesia”.
“De la tragedia que significó la asunción de Bergoglio, la Iglesia pasó a ser “muy bien vista” por amplios sectores. Luego le puso cara de hostilidad a Macri y eso significó una cierta fractura. Pero el consenso es amplio. No hay una movilización, en el sentido amplio, contra esa subvención”.
“Yo entrevisté a dos delincuentes, sin ánimo punitivista. A Carlos Menem y a Héctor Aguer. Quería que el discurso de la Iglesia quedara expuesto, sin combate, en su animosidad extrema, sin interrupciones. A qué salvajismo esa institución sostenida por el Estado nos somete, en los cuerpos y subjetividades”. |